COMARCAS
Casi medio siglo de espaldas al territorio
Les Garrigues confía en que el fin del peaje sirva al interés local || Les Borges contempla más desarrollo industrial
La comarca de Les Garrigues se ha lamentado durante años de ser una de las más dañadas por el paso de infraestructuras que parten el territorio sin contrapartidas, como en el caso del AVE o de la autopista. Desde hace casi medio siglo, la AP-2 ha cruzado la comarca sin más beneficios que algunos empleos y, solo desde hace cuatro años, 1,3 millones de euros en concepto de IBI a 16 municipios. El fin de los peajes de las autopistas AP-2 y AP-7 esta semana puede cambiar las tornas.
“Los municipios de la autovía A-2 se han desarrollado mucho. Nuestra comarca, no”, señala el presidente del consell comarcal, Jaume Setó. La autopista no ha servido en muchos casos ni como vía de enlace con Barcelona: “Desde Les Garrigues, podemos ir por Arbeca y Vilanova de Bellpuig hasta la A-2 o bien si usábamos la autopista, yo mismo accedía en Montblanc y no en Les Borges o L’Albi, para reducir costes. “Esperamos que ahora cambie todo. Aunque no renunciamos a que desdoblen la carretera N-240”, añade.
Otros alcaldes de la comarca piden actuaciones para un mejor aprovechamiento de la AP-2 en la línea de la propuesta que ha hecho esta semana la Diputación. En Les Borges, la alcaldesa, Núria Palau, indica que espera que se actúe para que la capital pueda desarrollar el polígono industrial Vaca Roja.
El alcalde de Juneda, Antoni Villas, reclama un estudio rápido y un plan de desarrollo que permita al territorio utilizar esta infraestructura. También pide al Estado las rotondas previstas en la travesía de la N-240 desde hace años.
El propio presidente del consell de Les Garrigues, que también es alcalde de La Floresta, indica que es preciso elaborar un proyecto que permita que la liberalización de la AP-2 revierta en mejoras económicas para el territorio y oportunidades para la creación de empleo que atraiga a jóvenes y frene la despoblación.
De fuente de desarrollo a foco de protestas por el coste al usuario
La construcción de autopistas de pago (la primera, Montgat-Mataró, se estrenó en 1969) contribuyó durante las primeras décadas al desarrollo del territorio en pleno franquismo.
Con los años y la construcción de autovías gratuitas comenzaron las protestas de los usuarios de las de peaje, que se han prolongado hasta el fin de la concesión. En Lleida, el tramo entre Soses y El Vendrell de la autopista del Mediterráneo se inauguró el 5 de julio de 1976, ya fallecido el dictador.
Al acto asistieron el director general de Carreteras, Enrique Aldama; el presidente de la Diputación, Juan Casimiro Sangenís; Luis Mardones Sevilla, gobernador civil, y Ernesto Corbella, alcalde de Lleida.