Los Mossos alertan de un aumento "exponencial" de plantaciones de marihuana en Lleida

Los Mossos d'Esquadra de la Región Policial de Ponent alertan de un aumento "exponencial" de plantaciones de marihuana en Lleida y también en el resto de Catalunya. Una de las principales preocupaciones es que el perfil del traficante ha pasado de ser una persona que cultivaba una veintena de plantas para su consumo y que vendía el resto, a un grupo criminal, formado mayoritariamente por albaneses, que cultivan grandes extensiones de terreno.

Los Mossos calculan que en los últimos 4 años, tanto el número de plantas decomisadas y destruidas como las actuaciones policiales para desmantelar plantaciones se han casi doblado. Sólo en la última semana, los Mossos han decomisado 6.277 plantas en 8 intervenciones en Ponent, que se han saldado con, de momento, 3 detenidos.

La actividad policial para desmantelar plantaciones de marihuana ha llegado esta semana a su punto álgido ya que coincide con la época de la recolección de aquellas que se encuentran en el exterior. Sin embargo, reconocen que las plantaciones de interior también están aumentado a la misma velocidad.

La primera intervención policial en el exterior se hizo el miércoles de la semana pasada en Alcoletge (Segrià) y se decomisaron 226 plantas de marihuana. Seguidamente, los Mossos encontraron y destruyeron 495 plantas más en Corbins (Segrià), 126 y 114 en dos intervenciones en Torres de Segre (Segrià), 59 en Gimenells (Segrià), 421 en Torrebesses (Segrià), 3.244 en Castelldans (Garrigues) y 1.592 en Bovera (Garrigues).

En total y en sólo 7 días, decomisaron más de 6.000 plantas de marihuana de varios tamaños en 8 intervenciones en el llano de Lleida.

En el caso de Alcoletge, durante el operativo, un agente resultó herido, ya que en el momento de inspeccionar una tienda de campaña donde supuestamente dormían los vigilantes de las plantas y que en aquel momento estaba vacía se activó una trampa preparada para disparar cartuchos e hirió a un sargento del Arro en el gemelo. No era lo único, ya que en la plantación encontraron seis trampas más como esta, además de otro con pinchos y cámaras de videovigilancia."Se trata de un salto exponencial", explica el jefe de investigación de los Mossos en la ABP del Segrià-Pla d'Urgell-Garrigues, Jordi Fadurdo.

Como estas grandes plantaciones están controladas ahora por grupos criminales organizados, estos han "sofisticado" los métodos de protección para evitar los robos entre bandas, añade. Precisamente esta profesionalización hace muy complicado desmantelar las organizaciones criminales ya que el funcionamiento está muy jerarquizado y en las plantaciones sólo se pueden encontrar aquellas personas que las vigilan o las cuidan. Por ejemplo, en el desmantelamiento de la plantación de Gimenells se detuvieron a dos hombres de la misma familia que la cuidaban; los dos de nacionalidad española, de 15 y 42 años. En el caso de Castelldans se detuvo un hombre, de 28 años y nacionalidad albanesa, que se encargaba también de cuidarla. "Son grupos muy herméticos y cuesta llegar a saber quiénes son todos los integrantes", lamenta Fadurdo.

Cambios en las ubicaciones y en la manera de delinquir

Los Mossos también han detectado que muchos de los grupos organizados que antes se dedicaban a perpetrar robos con violencia, han cambiado su manera de delinquir y ahora se dedican al cultivo de marihuana. Uno de los principales motivos es que el riesgo es menor ya que las penas en España por cultivar marihuana son más bajas que en otros países y que con otros delitos. Uno de los detenidos por ejemplo, explica el subjefe de investigación de los Mossos en la ABP del Segrià-Pla d'Urgell-Garrigues, David Mora, declaró que en Albania lo detuvieron con 70 plantas de marihuana y lo condenaron a 9 años de prisión. "Aquí les sale más barato", lamenta.

Otro del motivo es que el beneficio económico es "enorme", dice Fadurdo. El kilo de marihuana se puede llegar a vender en España a 2.000 euros, mientras que si se exporta a Europa, el beneficio se puede doblar ya que se llega a vender entre 3.500 y 4.000 euros el kilo.

Otro de los cambios que han detectado a los Mossos es la ubicación de las plantaciones. Mientras que antes era muy habitual encontrar marihuana en campos de maíz porque son extensiones de cultivo grandes y con altura suficiente para que quedaran cubiertas, era "fácil" detectarlas desde el aire, explica Mora. Por eso ahora ubican las plantaciones en campos de olivos, porque las plantas quedan más escondidas, tal como pasa en zonas boscosas, donde es "difícil" que los vecinos se den cuenta de su existencia, añade.

Cambios en el procedimiento de destrucción de plantas

Los Mossos también han tenido que cambiar la manera de proceder a causa del aumento de plantaciones. Antes, llevaban las plantas decomisadas en un almacén hasta que un juez autorizaba la destrucción. Ahora, cuándo detectan una plantación de marihuana se pide al juez eliminarla en el mismo lugar porque el volumen es "inmenso" y es "muy difícil" de gestionar, explica Mora. Una parte de las plantas, sin embargo, sí que quedan intervenidas en comisaría, donde las secan para enviar después los ovillos al laboratorio para que sean analizados.