Un terremoto de 3,6 grados sacude el Alt Urgell y Andorra sin causar daños

Un seísmo sacudió ayer durante varios segundos municipos del Alt Urgell, también del Pallars Sobirà y de Andorra, minutos después de las diez de la mañana. Con una intensidad de 3,6 grados en la escala de Richter, no provocó daños materiales ni personales, pero sí movió algunos muebles, jarrones y vasos. El epicentro se localizó en el agregado de Os de Civís, en el municipio de Les Valls de Valira.

Según fuentes del Instituto Cartográfico y Geológico de Catalunya (ICGC), el seismo se originó en la superficie terrestre a las 10.23 horas, con epicentro en esta localidad junto a la frontera con Andorra, aunque se percibió en el resto de comarcas pirenaicas leridanas y también en el Principat.

Se trata del segundo terremoto de cierta intensidad percibido en el Pirineo, después de que el pasado viernes otro seísmo, de magnitud 3,5, se registrara en el Ripollès cerca de la frontera con Francia, también sin causar daños. El técnico de la unidad de sismología del Insituto Cartográfico y Geológico de Catalunya Josep Batlló apuntó que el Alt Ur-gell se caracteriza por registrar pequeños terremotos sin gran destrucción. “Todos los años se registran movimientos en esta zona. El Pirineo tiene una gran sismicidad”, dijo. Aseguró que estos movimientos “son normales en el Pirineo” y apuntó que siempre se mantiene un poco de actividad sísmica, especialmente en el Alt Urgell”.

Según Batlló, el Pirineo es un límite de colisión entre la placa tectónica europea y la placa ibérica que mantienen cierta actividad. “El terreno no está absolutamente quieto, de hecho, es la zona más sísmica de Catalunya. Valoró que un terremoto como el de ayer no debería generar ningún tipo de preocupación.

El ICGC ha registrado en lo que va de año trece terremotos que se han percibido en distintos puntos de Catalunya, “es algo normal; este tipo de movimientos que no causan daños”, dijo. Precisamente, en 2019, se registró un seísmo de 4,5 grados en la escala de Richter con epicentro en La Parròquia d’Hortó (Ribera d’Urgellet) que se percibió en toda Catalunya y fue el más intenso de los últimos quince años.