Encuentran ahorcado al acusado del ataque mortal de Bellcaire

Benjamín Fernández, alias Cuqui, el vecino de Bellcaire d’Urgell de 48 años que hace un año agredió a cinco personas en esta localidad y en Balaguer, de las que una acabó muriendo, se quitó la vida ayer en el Centre Penitenciari Ponent, justo el día que se cumplía un año de su ingreso en la penitenciaría leridana.

El juzgado de Balaguer decretó el 15 de octubre del año pasado su ingreso en prisión sin fianza. Al parecer, había sido cambiado en varias ocasiones de módulo y se había visto envuelto en algún incidente en prisión. La instrucción del caso encaraba la recta final y se presumía que podía ser dividido en dos causas, la del homicidio y la de las otras agresiones, por lo que iban a ser juzgadas por separado, como avanzó SEGRE el pasado miércoles.

Fernández fue encarcelado el 15 de octubre de 2020 y entonces fue acusado de intentar matar a 5 personas -un vecino de El Palau d’Anglesola herido aquel día aún no había fallecido-. Fiscalía le imputó 5 tentativas de asesinato; un delito de incendio, por prender fuego a un piso en la calle Ramon Llull de Balaguer; robo con violencia, por sustraer el coche del vecino de El Palau al que abandonó malherido en una granja; tenencia ilícita de armas, y un delito de quebrantamiento, ya que no podía acercarse a uno de los hombres a los que atacó en Balaguer.

También hubiera podido ser acusado de detención ilegal por llevarse a una mujer a la que agredió y tiró en un parking inundado (ver desglose), y de un delito de daños, por pintadas en la fachada del ayuntamiento y el pabellón.La peor parte se la llevó el vecino de El Palau, al que disparó dos tiros en la cabeza y apaleó. Resultó herido crítico y murió 3 meses después en el hospital.

“Recuerdo cómo me tiraba piedras”, explicó una de las víctimas

Rosita Hernández, de 71 años y vecina de Bellcaire, sobrevivió al ataque de Benjamín Fernández. Esta semana recordó para SEGRE cómo lo vivió. La mujer explicó que acudió sobre las cuatro de la madrugada al bar de su hijo para limpiar. “Vi al Cuqui con una linterna y me saludó. Lo siguiente que recuerdo es estar dentro del agua y cómo me lanzaba piedras”, afirmó. El agresor le propinó un golpe con un objeto contundente que la dejó aturdida, la cargó en un coche, la llevó hasta un edificio en construcción en la calle Lleida y la arrojó al subterráneo, que estaba cubierto de agua. “Estaba muy aturdida, cogida a un cable; no sé nadar y no sabía dónde estaba porque era de noche”, relata. No fue rescatada hasta pasadas las ocho de la mañana por un profesor que paseaba a su perro.