INICIATIVAS SOLIDARIDAD
Doce voluntarios responden a la llamada de Àger y pasean a los usuarios de la residencia
Lo hacen una vez por semana tras el levantamiento de las restricciones de movilidad || “Salir es muy importante para ellos. La huella de la Covid es muy dura”, afirman los vecinos y cooperantes
Salvador, Dolors y Núria son algunos de los doce voluntarios de Àger que acuden a la residencia municipal de gente mayor para pasear por las calles del pueblo a los usuarios una vez por semana. Lo hacen por solidaridad y para que los ancianos puedan tener más contacto social con el resto de vecinos de la población después de casi un año y medio encerrados a raíz de la pandemia de Covid-19. “El centro es muy familiar y todos nos conocemos.
Pasar este rato con ellos es un beneficio mutuo que a todos nos enriquece”, explicó Dolors Manasanch, una de las voluntarias. Esta residencia de la Noguera fue la primera de Lleida en la que se detectaron casos de coronavirus. Con una treintena de usuarios, 5 fallecieron por Covid y otra veintena enfermaron.
Desde la dirección del centro se hizo recientemente un llamamiento para buscar voluntarios que pudiesen acompañar a los residentes, la mayoría, en silla de ruedas. “Nos faltaban manos para sacarlos a todos y al final la respuesta no pudo ser más satisfactoria. Vecinos, familiares y conocidos llamaban para saber el día y la hora de salida”, aseguró el director del centro, Roger Montanera.
“Esta es la mejor forma de recuperar la normalidad, el confinamiento fue duro para todos, pero ellos estuvieron muchos días encerrados en sus habitaciones, aislados y sin ver a nadie y, ahora, poder salir, tomar el sol, que les toque el aire fresco y relacionarse un rato es la mejor medicina que pueden tener”, dijo. “Ellos nos lo agradecen y nosotros también. Personalmente, me hace mucha ilusión participar.
Estoy jubilado y conozco a la mayoría de residentes, hablamos, intercambiamos anécdotas y no veo otra forma mejor de colaborar con ellos”, explicó ayer Salvador Gesé. También Núria Llarden aseguró que la iniciativa es “muy buena. Salir para ellos es importante después del duro aislamiento.
La huella de la Covid es muy dura y ahora todos necesitamos estos actos de humanidad”.Las sonrisas, los abrazos y el buen humor son algunos de los ingredientes que utilizan los voluntarios, de edades diversas, cada semana para pasar un rato con los “sus mayores”. La iniciativa seguirá mientras la climatología lo permita antes del duro invierno.