TURISMO NUEVA TEMPORADA
La hostelería del Pirineo busca 1.500 empleados para esta campaña de invierno
El sector da trabajo a más de 10.000 personas en un mes de diciembre, frente a los alrededor de 8.500 de octubre || El gremio remarca la dificultad de encontrar personal cualificado para la temporada
Falta personal, principalmente cualificado, en muchos sectores y el turístico sufre especialmente este déficit, sobre todo a las puertas de la temporada de invierno y de esquí, que las estaciones prevén iniciar a finales de este mes si hay nieve. El mes de octubre se cerró con 8.522 trabajadores en el sector turístico en Lleida (afiliados a la Seguridad Social), una cifra que en diciembre, iniciada la temporada blanca, se eleva a más de 10.000, por lo que la demanda de personal se sitúa sobre las 1.500 personas para un periodo de algo menos de cuatro meses. En diciembre de 2018 y de 2019, antes de la pandemia, el sector contrató en Lleida a 10.234 y 10.403 trabajadores turísticos, aunque la cifra cayó en diciembre del año pasado por el efecto de la Covid a 7.636, algo que este año no se prevé, por ahora.
El déficit de personal ha sido endémico en este sector, debido sobre todo a la temporalidad y la competencia de otros destinos turísticos. Ahora se ha agravado y los empresarios ven muy difícil encontrar cierto personal especializado, un obstáculo que afrontan, incluso, los establecimientos que abren durante todo el año. Hoteleros consultados explican que han tenido que acudir a establecimientos de otras destinaciones que ahora están en temporada baja (por ejemplo, Ibiza o Marbella) para encontrar personal.
En el caso de la Val d’Aran, la situación se agrava por los elevados costes del alquiler de vivienda para el personal (ver desglose). El presidente de la Federación de Hostelería, Josep Castellarnau, remarcó que la dificultad para cubrir puestos de trabajo afecta a todos los sectores y, en el caso del turístico, citó como causas la temporalidad y la pandemia, que “ha hecho que algunos hayan cambiado de sector (el turístico estuvo cerrado meses) o hayan regresado a casa y no han vuelto”. En paralelo, con la pandemia se ha reducido la contratación en este sector, aunque ya está recuperando cifras de hace dos años.
Algunos establecimientos, señala Castellarnau, no han recuperado la plantilla. Ramon Solsona, secretario general de la federación, añade a las posibles causas el poco margen que hay en algunos casos entre un sueldo básico en el sector turístico y lo que se percibe de ayudas o subsidios, lo que desincentiva la contratación. Solsona incidió en la necesidad de crear condiciones atractivas para el personal, algo en lo que coinciden algunos hosteleros consultados.
Ramon Aytés, del hotel Pessets de Sort, señala que los horarios y los turnos de trabajo en este sector desincentivan la creación de empleo. “Quizás se debería pagar más y mejorar los horarios, hacerlos más europeos”, señala. En este sentido, destaca, “hay que hacer pedagogía con los clientes” porque el coste se repercutirá.
“La pandemia nos ha permitido algo que no habíamos hecho nunca: ver a nuestras familias por las noches. Hay que aspirar a una sostenibilidad económica y también humana”, recalcó.
El precio del alquiler, problema añadido en Aran
El alquiler de un piso en alguno de los núcleos cercanos a Baqueira puede rondar los 14.000 o los 16.000 euros (en Ruda, por ejemplo) para toda la temporada de invierno, unos tres meses y medio.
El precio no varía si el inquilino es un turista o bien un trabajador, con lo que para un empleado del sector turístico es imposible acceder a estos alojamientos sin dejarse el sueldo. Por ello, muchos empresarios optan por facilitar vivienda al personal. Aún así, es uno de los obstáculos que impiden que hay más demanda de empleo de calidad en la Val d’Aran.