Unos Juegos para el Pirineo

El proyecto Pirineus-Barcelona 2030, en el que también figura Aragón, se encuentra en plena carrera en busca de la cita olímpica. Vecinos e instituciones están a la espera de que se concrete el informe técnico y se explique con transparencia de cara a la consulta popular que el Govern ha prometido para el segundo semestre del próximo año.

El proyecto para acoger unos Juegos Olímpicos de Invierno en el Pirineo, en los que parte del leridano sería partícipe, se presenta, a priori, como una gran oportunidad para el territorio. La elección de la ganadora para los Juegos Olímpicos de 2030 debería hacerse a finales de 2022 o principios de 2023, según palabras del propio presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco.

En la hoja de ruta de la candidatura, el informe técnico debería estar terminado antes de febrero y la consulta popular, a la que se ha comprometido el Govern, fue anunciada el pasado mes en Vielha por la consellera de Presidencia Laura Vilagrà para el segundo semestre de 2022. Por tanto, el tiempo apremia. El proyecto, de cuyo embrión se habla desde hace más de una década cuando el entonces alcalde de Barcelona Jordi Hereu lanzó una primera propuesta en 2010, afronta la hora de la verdad.

Los gobiernos catalán, aragonés y español ya formalizaron su interés en una carta dirigida al Comité Olímpico Internacional (COI) y avalada por el COE. Podría decirse, en términos generales, que buena parte de los municipios, el empresariado y el mundo del deporte están a favor de acoger unos Juegos en la única gran cordillera y de gran significación histórica que nunca ha albergado la cita olímpica. Pero, en el lado opuesto, se encuentran los partidos y colectivos ecologistas, además del grupo SOS Pirineus.Por faltar, aún está pendiente el proyecto concreto para la edición de 2030, que todavía se desconoce, aunque se han realizado varios trabajos previos.

En uno de ellos, que se elaboró con carácter provisional en 2019, por lo que respecta a Lleida, Aran era incluida como subsede olímpica y se contaba con la estación aranesa de Baqueira Beret para acoger las pruebas de snowboard y freestyle. El exsecretario general del deporte y actualmente secretario de Acció Exterior y de la Unión Europea, Gerard Figueras, que fue el gran impulsor del proyecto, llegó a decir –en una entrevista a SEGRE en abril de 2020– que podría haber pruebas de esquí de montaña y telemark en el Pallars y la Alta Ribagorça. Incluso apuntó que Lleida ciudad podría ser protagonista en en competiciones de hielo.

Figueras diseñó un plan con unos Juegos tanto en Barcelona como en el Pirineo catalán y aragonés, así como en Andorra y en Francia para deportes para los que las estaciones catalanas no disponen de instalaciones, como el ‘bobsleigh’ y los saltos. Sin embargo, tras confirmarse la intención de la Generalitat de lanzarse de lleno a por el proyecto, la candidatura asistió a la primera trifulca política cuando el presidente de Aragón, Javier Lambán, anunció que su comunidad no participaría en el proyecto y acusó de “deslealtad” al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, por no mencionar a su autonomía en la carta que dirigió al Comité Olímpico Español (COE)en julio para optar formalmente a los Juegos. Otro de los debates abiertos es el del nombre de la candidatura, incluyendo a Zaragoza junto a Barcelona, como referente de la misma.

Un asunto que enciende al Pirineo porque considera que unos Juegos de Invierno no les incumbe a estas ciudades y Barcelona no debe participar en la consulta. En verano, el Govern acordó crear una comisión para elaborar el proyecto de la candidatura y establecer las directrices para organizar los mecanismos de participación ciudadana. También se habló de formar una mesa de representación territorial, integrada, entre otros, por representantes de la Generalitat y por miembros de los consejos comarcales, de las diputaciones de Lleida, Girona y Barcelona, del ayuntamiento de Barcelona, del Área Metropolitana de Barcelona y del Conselh Generau d’Aran.

También participarán entidades ecologistas.Estos colectivos ecologistas constituyen otro frente abierto porque ven el proyecto de los Juegos con mucho recelo y falta de transparencia, pese a que desde la organización de la candidatura se insiste en los criterios de sostenibilidad. “Para empezar existen dudas sobre que pueda haber suficiente nieve en el Pirineo por culpa de la emergencia climática”, opina Gisela Sellés, alcaldesa de Cava, el municipio más pequeño del Alt Urgell formado por 3 núcleos de problación (Ansovell, Cava y El Querforadat) de solo 44 habitantes, pero que ocupa una extensión de 42 km2.La Oficina Catalana del Cambio Climático ya ha advertido que a mediados del siglo XXI las previsiones para el Pirineo contemplan un aumento de la temperatura de entre 0,9 y 2 grados, además de un incremento de los periodos de sequía y una reducción de los días con heladas.

La Oficina Catalana del Cambio Climático avisó de aumentos de temperatura y periodos de sequía en 2030

Por lo que respecta a Lleida, Aran sería subsede y Baqueira acogería pruebas de snowboard y freestyle

Otro debate es el de la repercusión económica. En la reciente Trobada del Pirineu se puso sobre la mesa que los Juegos pueden ser claves para ayudar a la promoción del esquí y a poner en el mapa el Pirineo, en un contexto en el que la riqueza de estas comarcas cada vez está más ligada al turismo de esquí y de montaña.

Según las últimas estadísticas, el turismo genera el 25% del PIB en el Pirineo y en Aran, concretamente, alcanza el 42% cuando, por ejemplo, en otro lugar de Catalunya turístico por excelencia, la Costa Brava, es el 15%. El referente son los Juegos de Barcelona 92, que dejaron un “legado positivo” en La Seu d’Urgell, que se ha convertido en un referente internacional en aguas bravas como ha señalado en repetidas ocasiones el gerente del Parc del Segre, Francesc Ganyet, jubilado este mes.