Medio siglo de energía verde en el corazón de la montaña

La central hidroeléctrica de Tavascan cumple el martes cincuenta años desde que generó el primer megawatio tras bombear y procesar el agua de los lagos de alta montaña desde el interior del pico de Gueron. Su construcción se prolongó casi veinte años y empleó a miles de trabajadores, que colonizaron el valle del Noguera de Cardós y entre otras obras colosales construyeron la central y recrecieron los lagos de Romedo y Certescan, explica el alcalde de Lladorre, Salvador Tomàs. También construyeron 75 kilómetros de túneles y canales subterráneos.

Su antecesor en el cargo, Lluís Colomé, que fue primer edil entre 1979 y 2011, sostiene que “en los momentos de más trabajo hubo hasta 3.000 empleados” en las obras de la antigua Fecsa (integrada en Enel Green Power). Colomé había trabajado en las obras antes de dedicarse a la política y centrarse en su negocio hotelero. “Fue finales de los años 50, como encargado de la primera obra de los accesos para construir las centrales”, explica.

Luego trabajó para Copisa y más tarde para la propia central. Con el tiempo y la entrada en servicio de las centrales (hay tres en total: Tavascan superior, Tavascan inferior y Montamara), la plantilla se redujo a unas pocas decenas de personas y con la automatización de la producción hidroeléctrica apenas queda actualmente un equipo de guardia a distancia. Una de las peculiaridades de Tavascan, además de que se adentra a 500 metros en el interior de la montaña, es que fue la primera central reversible del estado.

La energía que produce es renovable al 100% y tiene una potencia normal instalada equivalente al 24% de la que tiene una central nuclear mediana. También es de las pocas centrales subterráneas visitables y recibe, cada año, unas 3.000 visitas, según relata el actual primer edil.