BOUMORT RESERVA NACIONAL DE CAZA EN ESTADO SALVAJE
Un paraíso salvaje con historia
La Reserva Nacional de Caza de Boumort, entre las comarcas del Pallars Jussà, el Sobirà y el Alt Urgell, es el único espacio natural salvaje de Europa donde crían a la vez cuatro especies de aves rapaces: el buitre común (leonado), el negro, el quebrantahuesos y el alimoche. Es por ello que este espacio protegido se ha convertido en un reclamo internacional para la observación de aves, con más de 70 autorizaciones al año a fotógrafos profesionales y aficionados que aspiran a captar el vuelo majestuoso de las aves rapaces. Estas no son el único reclamo de la reserva, que este año cumple 30 años, puesto que en sus 13.000 hectáreas de superficie conviven ciervos, rebecos, corzos, jabalíes, urogallos o zorros, entre otros.
El ciervo es el más característico y del que hay una de las poblaciones más importantes y bien estructuradas del Pirineo. Hace dos décadas la reserva llegó a sobrepasar los 1.000 ejemplares y actualmente habría unos 600 controlados y censados, según los datos de la reserva. El espectáculo de la berrea del ciervo también atrae a miles de turistas cada año e incluso se han habilitado puntos de observación y rutas guiadas para disfrutar del espectáculo de los ciervos machos al buscar hembra y berrear para atraer su máxima atención.
Joan Curià, técnico de la Reserva, afirma que Boumort “es un auténtico paraíso salvaje” para el avistamiento de fauna, donde se compagina la gestión cinegética del espacio con la conservación y regeneración de los hábitats naturales, además de potenciar los recursos turísticos y económicos de los municipios que la integran. “Aquí llegan turistas de todas partes: europeos, escandinavos, de Japón o Corea, atraídos por el espectáculo que ofrece la fauna salvaje”, dijo Curià. Los puntos de alimentación suplementaria o muladares para las rapaces y el observatorio de Boumort generan mucha atracción: “Poder ver comer en directo a las aves carroñeras tiene para los visitantes un gran valor, algo que igual aquí no se ve igual”.
La Reserva Nacional de Caza (RNC) de Boumort fue creada por ley y aprobada por el Parlament de Catalunya en octubre de 1991 para proteger y aprovechar las especies animales en estado salvaje que la habitaban y preservar los ecosistemas. De las 13.000 hectáreas que forman este espacio protegido, 9.800 son propiedad de la Generalitat y el resto pertenecen a las EMD de Sossís, Taús y La Guàrdia d’Ares. Los municipios participan en su gestión a través de la Junta Consultiva.
La reserva produce una serie de rendimientos procedentes de las distintas actividades turísticas y de los permisos expedidos anualmente de la caza, los cuales revierten directamente en los municipios y en las propiedades. En este caso, los cazadores locales disfrutan también de una serie de privilegios, como son la caza menor, del jabalí, y la posibilidad de disponer de permisos de caza mayor con descuentos. “Es un activo muy importante para la reserva y son muchos los que vienen especialmente para conseguir grandes trofeos”.
El futuro de la reserva pasa por regular el uso público manteniendo el estado salvaje identitario de este espacio natural. “Será necesario encajar bien esta gestión, evitar las masificaciones regulando todos los usos y nuevos servicios, para que pueda conservar el ADN que la ha caracterizado durante estas tres décadas”, explicó Curià.
Mejoran las poblaciones y triunfa la reintroducción del buitre
nEl proyecto de reintroducción del buitre negro en la RNC de Boumort en 2007 ha supuesto un revulsivo, tanto para preservar esta especie, que se encontraba en peligro de extinción en Catalunya, como desde el punto de vista turístico.
La iniciativa consiguió fijar en el Pallars a estas aves carroñeras y actualmente hay alrededor de 15 parejas y unos 60 ejemplares, y otras 80 parejas de buitre común. El seguimiento que hace la reserva en época de cría (de diciembre a agosto) también ha permitido censar a cuatro parejas de quebrantahuesos. En el caso del alimoche, es el único que migra hacia el continente africano, aunque hay fijas dos parejas.
La gestión que se ha llevado a cabo en la reserva de caza ha permitido regular las poblaciones de ungulados salvajes, mejorando su población y evitando la sobrepoblación tal y como ocurrió en 2007, con unos índices muy elevados de ciervos.