Inician obras en la montaña de L'Espígol para evitar la caída de rocas sobre Gerb

Estabilizar el talud de la montaña de l’Espígol de Gerb para evitar desprendimientos costará al consistorio de Os de Balaguer más de 250.000 euros y las obras se alargarán más de dos meses. Los trabajos para evitar que en un futuro se descalce parte de la ladera se iniciaron ayer con las primeras mediciones del terreno y la apertura de vías para trabajar en vertical, aunque el grueso de la actuación no se prevé hasta principios de la próxima semana, después de que el helicóptero de la firma Infraestructures de Muntanya traslade mañana hasta la cima de la ladera todo el material necesario para llevar a cabo estos trabajos. La alcaldesa, Estefania Rufach, apuntó que la inversión total para estabilizar el talud se ha disparado y asciende ya a 250.000 euros, cuando la previsión inicial era de entre 40.000 o 50.000 euros.

Esto se debe a los trabajos que exigen una alta especialización y la necesidad de utilizar un helicóptero. Además de sujetar con mallas metálicas la parte superior del talud, donde hay más riesgo de caída de rocas, también se asegurará toda la ladera con la instalación de una treintena de anclajes de aproximadamente unos 25 metros de profundidad. Estos se fijarán en la montaña para evitar movimientos futuros.

El proyecto también contempla la instalación subterránea de sensores para controlar los acuíferos que atraviesan la montaña y las posibles dilataciones de la masa rocosa. La primera edil aseguró que el consistorio ha solicitado una ayuda de emergencia a la Diputación para afrontar el pago de esta actuación y también prevé destinarle fondos propios. “Se trata de trabajos de urgencia para evitar desprendimientos de piedras que pueden llegar a almacenes e incluso a la carretera”, dijo Rufach.

El pasado mes de diciembre el consistorio finalizó la instalación de sensores con alarmas para controlar movimientos de la ladera. Desde entonces, estas alarmas se han disparado hasta en tres ocasiones, la última el pasado día 6 de enero. Los sensores alertan cuando se registra una separación en la grieta de la montaña.