Un terremoto de 3,8 grados sacude el Alt Urgell pero no causa daños

Un seísmo volvió a sacudir ayer de madrugada durante varios segundos el Alt Urgell, el Pallars Sobirà y Andorra, minutos después de las 03.00 horas. Tuvo una magnitud de 3,8 grados en la escala de Richter y no provocó daños materiales ni personales, aunque sí movió muebles, cuadros y jarrones. El epicentro se localizó en el núcleo de Os de Civís (cerca de las Bordes de Setúria, dentro del Parc Natural del Alt Pirineu) y se registraron hasta 20 réplicas, todas ellas de menos de 2 grados.

El de ayer fue el seísmo más importante después del que se registró en Ribera d’Urgellet el 3 de abril de 2019, de 4,5 grados, calificado como el más potente del milenio en Catalunya. El director del Parc Natural del Alt Pirineu, Marc Garriga, explicó que los tres últimos terremotos registrados en el Alt Urgell tuvieron el mismo epicentro que el de ayer, “aunque fueron más suaves”. Apuntó que ayer se percibió un temblor de 3 o 4 segundos que no llegó a rompera nada.

“Han sido muchos los municipios del Pirineo en los que se ha percibido y muchos los vecinos que se despertaron”, dijo. En este sentido, la alcaldesa de Ribera d’Urgellet, Josefina Lladós, explicó que cuando se produjo el seísmo estaba durmiendo y su hijo de 13 años la despertó y le dijo que le parecía que “se había movido la cama”. En Arròs de Cardòs, la titular del alojamiento rural Casa Mora, Àngels Castellà, se despertó por el temblor pensando que era el viento.

“No obstante sentí un fuerte ruído en profundidad, como si pasara el metro por debajo de nuestra casa”, aseguró Castellà. Tras el terremoto, Protección Civil activó la prealerta del plan Sismicat y recibió 318 encuestas de percepción de municipios como La Seu o La Pobla de Segur. Fuentes de Endesa explicaron que inspeccionaron las centrales de Llavorsí y Montamara y las presas de Tavascan y Graus, que son las que se encuentran dentro de un radio de 25 kilómetros del epicentro del terremoto, tal como establece el protocolo de actuación.

No detectaron anomalías en las instalaciones.Por su parte, Joan Escuer, del Observatori de Georisc, explicó que este tipo de temblores son normales en el Pirineo, que es “un límite” entre las placas Ibérica y Europea. Destacó que en la cordillera hay “una cierta sismicidad”, aunque señaló que hace más de 200 años que no se registra un temblor de más de 6 grados. En este sentido, apuntó que a partir de 5 los terremotos causan daños materiales, “dependiendo de la produndidad” a la que se registren.