SEQUÍA BALANCE
Las cuencas del Segre y Cinca agravan su alerta y la del Pallaresa, al límite
Las reservas de nieve son escasas y los embalses tienen menos agua que en 2021
La falta de precipitaciones sigue empeorando la situación en las cuencas del Segre y Cinca, que están en alerta por las pocas aportaciones de los ríos a los embalses, y la del Noguera Pallaresa está al límite y se sumará a ellas si no se registran lluvias de importancia en breve, según el informe mensual de la Confederación Hidrográfica del Ebro.
Si el mes de enero fue el más seco en los últimos 10 años, febrero no ha sido mejor. Las escasas lluvias registradas han agravado aún más la situación de los pantanos, que apenas reciben aportaciones, por lo que las cuencas del Segre y del Cinca continúan en alerta y la del Noguera Pallaresa está al borde de la misma, según el último balance de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
Durante el pasado mes el promedio real de precipitación en el conjunto de la cuenca del Ebro fue de 9 litros por metro cuadrado frente a los 34 de media de los anteriores 20 años. Según el informe de la CHE, los indicadores tienden a agravarse en las provincias de Huesca y Lleida, aunque no se ha llegado a los niveles de sequía de 2011-12 y 2004-05. La estimación de reservas de nieve para toda la cuenca del Ebro es de 893 hectómetros cúbicos.
En la cabecera del Noguera Ribagorçana hay almacenados 41,5, la mínima en cinco años. Es baja en el Noguera Pallaresa, con 193 hectómetros cúbicos hasta Talarn, y se mantiene estable en la del Segre con 181 aguas arriba de La Seu d’Urgell. El único río donde los índices son altos es el Garona, con 186,6, aunque desemboca en Francia.
Es preocupante en el Ésera, donde se encuentra el pantano de Barasona que abastece al canal de Aragón y Catalunya, con 11,2 hectómetros cúbicos, la cifra mínima desde 2017.Por lo que respecta al agua almacenada en los pantanos, en el Segre el embalse de Rialb, con una capacidad de 403 hectómetros cúbicos, se encuentra al 43,9% con 155 hectómetros cúbicos menos que en 2021 por estas fechas. El pantano de Oliana está al 51,6%, con 8 menos que el pasado año a finales de febrero. Ambos sirven agua a los riegos del Canal d’Urgell y el Segarra-Garrigues.En el Noguera Pallaresa el pantano de Sant Antoni está al 46,9% con 65,5 hectómetros cúbicos menos que el año pasado esta semana y Camarasa registra también 10 menos y está 53,6% de su capacidad.Los índices mejoran en la cuenca de Noguera Ribagorçana de la que riegan Pinyana, el canal Algerri-Balaguer y el Aragón y Catalunya, cuando es preciso, por una buena regulación de reservas en campañas anteriores.
Escales almacena 77,6 hectómetro cúbicos, Canalles, con casi 400 está al 58,5%, y Santa Ana al 74,4%. No obstante, los tres tienen menos caudal almacenado que el año pasado al inicio de la campaña de riego. De hecho, la sequía ha obligado a todos los sistemas de regadío a dar agua antes de tiempo ante la demanda de los agricultores.
El canal de Aragón y Catalunya comenzó a regar el 24 de febrero racionando caudales pese a que los embalses de Barasona y San Salvador están casi llenos, dado que las reservas de nieve son escasas en el Ésera.Además de adelantar riegos, la sequía ha reducido sensiblemente la producción en las centrales hidroeléctricas y aumentado el riesgo de incendios forestales.
En peligro las cosechas y se agudiza la crisis cerealística
Los productores de cereales de Lleida afrontan la peor campaña en años. Por una parte, están trabajando con unos costes disparados, mientras la sequía y la fauna salvaje ponen en peligro la cosecha.
“La situación es muy grave, con unos insumos nunca vistos y la posibilidad de perderlo todo por la falta de lluvias y los daños que causan los conejos y los jabalíes”, alerta el responsable de cultivos herbáceos de UP, Santi Caudevila. A la falta de precipìtaciones, que no parece que vaya a mejorar a corto plazo, hay que sumar todos los problemas que está generando en el sector la crisis bélica entre Rusia y Ucrania, uno de los principales proveedores de cereal de Europa.