PATRIMONIO HISTÓRICO
Vecinos de la Vall Fosca ceden una torre del siglo XI al ayuntamiento para que la proteja
Un edificio milenario que pasó de ser el corazón de una fortaleza medieval a un corral para criar conejos
Vecinos de La Torre de Capdella han cedido una torre milenaria al ayuntamiento para que la proteja y la conserve. Se trata de la Torre del Carlà, documentada a principios del siglo XI y parte de la antigua fortaleza medieval en cuyo interior tomó forma el actual pueblo de Antist. Hasta ahora estaba en manos de la asociación de vecinos de esta localidad de la Vall Fosca.
El pleno municipal aceptó por unanimidad la cesión esta misma semana. Lo primero que hará el ayuntamiento para preservar la torre será catalogarla como bien cultural de interés local (BCIL). Esta declaración permitirá al consistorio acogerse a subvenciones para la conservación del patrimonio histórico.
Asimismo, evaluará el estado del inmueble para determinar si necesita alguna obra para consolidarlo y evitar que se deteriore. La torre, de planta cuadrada y estilo románico, debe su nombre al hecho de que servía como residencia al gobernador de la fortaleza (carlà). Sin embargo, tuvo otros usos más modestos cuando la fortaleza perdió su función defensiva.
Entre los siglos XVIII y XX la “reciclaron” como un corral de dos plantas dedicado a la cría de gallinas y conejos. A mediados del siglo pasado la parte superior se desmanteló con el fin de usar las piedras para reparar un camino. De la antigua torre señorial quedan unos ocho metros, alrededor de la mitad de su altura original, y actualmente tiene casas adosadas a su alrededor que ocultan parte del edificio.
Más allá de proteger esta pieza del patrimonio histórico del municipio, el consistorio no tiene por ahora planes para darle un nuevo uso. Antes de la cesión, la propia asociación de vecinos llevó a cabo trabajos para consolidar la torre y dotarla de una nueva cubierta. Parte de estas actuaciones se hicieron con ayudas del consistorio.La entidad se convirtió en propietaria de esta construcción medieval en el marco del largo proceso de recuperación del pueblo de Antist, prácticamente deshabitado entre los años 1981 y 1995.
Ahora tiene una veintena de empadronados y tanto los vecinos como el ayuntamiento han trabajado en su rehabilitarción (ver desglose). La cesión de esta torre al ayuntamiento se suma a otros elementos del patrimonio histórico de la Vall Fosca que han pasado a ser de titularidad municipal en el último año y medio, como el Hospital de cartón y la iglesia de Envall.
Una veintena de censados en un pueblo que llegó a estar deshabitado
El pueblo de Antist tiene más de una veintena de vecinos censados tras pasar más de una década prácticamente deshabitado.
Entre 1981 y 1995 no tuvo población estable, si bien algunos de los antiguos vecinos siguieron empadronados en su pueblo natal. Uno de ellos, Agustí Hereu, emprendió la recuperación de esta localidad. Hereu, ingeniero industrial que ha desarrollado su carrera profesional en Barcelona, rehabilitó la primera casa y animó a otros a hacerlo.
Ahora el pueblo tiene algunos residentes durante todo el año, mientras que otros empadronados acuden solo a pasar temporadas o bien en fin de semana y vacaciones. El consistorio, por su parte, ha llevado a cabo obras para dotar al pueblo de servicios básicos.