INVASIÓN DE UCRANIA
Sesenta refugiados ucranianos han llegado hoy a Guissona, que ya tiene casi 200
Su avión ha aterrizado la madrugada de este domingo en el aeropuerto del Prat
Un avión con 220 refugiados ucranianos ha aterrizado la madrugada de este domingo en el aeropuerto de El Prat procedente de Varsovia (Polonia) para distribuirse por diferentes localidades catalanas, entre ellas Guissona, que ha acogido a unos 60.
Con estos 60 refugiados, la localidad de la Segarra ya ha llegado casi a 200 y ha alcanzado el límite de su capacidad de acogida. Cabe reordar que una de cada tres personas de origen ucraniano establecidas en la demarcación de Lleida viven en Guissona, con un total de un millar. A estas mil personas hay de añadir ahora los doscientos refugiados que ha acogido desde el comienzo de la invasión de Ucrania por parte de las tropas de Putin.
El avión que ha trasladado a los 60 refugiados que ha acogido Guissona este domingo estaba ocupado mayoritariamente por mujeres y niños que han podido huir de la guerra por esta vía gracias al trabajo de Open Arms y la Fundación Solidaire, en colaboración con otras entidades sociales -como la Fundación del Convento de Santa Clara, de Sor Lucía Caram- y empresariales.
De los 220 que han llegado con el avión esta madrugada, una sesentena de los refugiados ya están en Badalona, acogidos principalmente por familias y también por la Cruz Roja, setenta han ido a Manresa y una sesentena en Guissona.
El vuelo ha aterrizado en el aeropuerto del Prat sobre la medianoche procedente de Varsovia. La comitiva ha sido recibida por un dispositivo de la Cruz Roja, por representantes de los ayuntamientos de Badalona y Guissona y representantes de la Fundación de Sor Lucía Caram.
"Cansados y desorientados, pero con cierta alegría", según han explicado fuentes de la comitiva a la agencia ACN, los refugiados se han organizado en tres grupos en función de su destino: Badalona, Manresa y Guissona. La mayoría de los que han viajado lo han hecho por sus vínculos familiares con Catalunya, y por eso muchos podrán alojarse en casa de los suyos familiares o conocidos.
En Guissona ayer prepararon el restaurante de BonÀrea para ofrecerles comida y distribuirlos después por diferentes viviendas.
Otras localidades de la Segarra se preparan para acoger a refugiados. Es el caso de Biosca, donde una veintena de vecinos están arreglando las antiguas escuelas, o de Ivorra, donde se rehabilitará la vieja rectoría.