REPORTAJE HISTORIA
Un patrimonio en vía muerta
El patrimonio ferroviario de Lleida está en una vía muerta. Los preparativos para trasladar la famosa Garrafeta y una locomotora eléctrica de 1928 al Museu del Ferrocarril de Móra la Nova (como avanzó SEGRE el lunes) son solo una muestra de la precariedad en que se conservan esta y otras piezas históricas. Tras años en el espacio cedido por Adif en sus cocheras del Pla de Vilanoveta, ahora se ven desahuciadas por el aumento de actividad ferroviaria de pasajeros y mercancías que requiere hacer uso del edificio.
Además de las dos locomotoras que partirán en un viaje solo de ida, una Garratt de 1930 está estacionada a la intemperie al no tener sitio en el interior. No es lo mejor para un ferrocarril antiguo, expuesto tanto al deterioro provocado por el clima como al vandalismo. Ejemplo de ello es el ferrobús de los años sesenta del siglo pasado que la Paeria de Lleida adquirió en 2010 con ayudas de la Generalitat.
Lo hizo con idea de restaurarlo y convertirlo en un ferrocarril turístico, un refuerzo para el Tren dels Llacs. Nada de esto sucedió y, doce años después, este tren ligero, fabricado en Alemania y uno de los tres últimos que circularon por las vías de España, languidece destrozado cerca de las cocheras de Lleida (ver desglose). No hay otras en las comarcas leridanas.La llegada de La Garrafeta y la máquina eléctrica a Móra la Nova colmará la capacidad de las instalaciones del Museu del Ferrocarril.
La escasez de espacios en Catalunya para estacionar y conservar trenes históricos es generalizada, y se suma la ausencia de protección hasta ahora por parte de las administraciones, que permite a sus propietarios desballestarlos y hasta venderlos como chatarra. La Generalitat ha dado un primer paso para revertir esta situación. El departamento de Cultura abrió el pasado mes de diciembre el proceso para declarar bien cultural de interés nacional (BCIN) un total de 33 trenes en toda Catalunya, entre ellos La Garrafeta y la máquina que partirá con ella al Museu del Ferrocarril.
La Fundació per a la preservació del patrimoni ferroviari industrial, gestora del museo de Móra la Nova, instó a la conselleria a hacerlo y esta le encargó la elaboración de la propuesta de catalogación de trenes, que está pendiente de resolución del Govern.Sin embargo, esta iniciativa ha chocado con la oposición de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE). Esta entidad, cuya misión declarada es preservar el patrimonio ferroviario, reclama excluir de la lista de bienes culturales de la Generalitat La Garrafeta y otros ocho trenes de propiedad estatal que ahora constan como suyos. La FFE engloba a distintas operadoras ferroviarias y empresas públicas de todo el país, pero está controlada por el Estado.
Altos cargos de Renfe y Adif ocupan los principales cargos y los estatutos de la fundación otorgan a los representantes estatales una participación mayoritaria en el patronato.
Una fundación controlada por el Estado se opone a declararla BCIN tras quedar fuera de cocheras estatales
Por su parte, la Paeria de Lleida ha iniciado contactos con la Fundación de Ferrocarriles Españoles para intentar evitar la marcha definitiva de La Garrafeta. Así lo corroboraron fuentes municipales, que indicaron que, en las conversaciones con esta entidad, también se ha abordado la conservación del resto de material ferroviario que se conserva en el Pla de Vilanoveta. Sin embargo, el antiguo proyecto de un museo ferroviario en la capital del Segrià no forma parte de las prioridades del actual consistorio.
Una pieza histórica adquirida en 2010 y ahora destrozadaLa Paeria de Lleida adquirió en 2010 un ferrobús, uno de los tres últimos ejemplares que quedaban en España de estos trenes ligeros. Era un modelo alemán procedente de Salamanca, y el ayuntamiento pagó por él más de 100.000 euros, gracias a una subvención del 90% de la Generalitat. Estaba previsto restaurarlo para que circulase de nuevo como tren turístico, algo que nunca sucedió.
Doce años después, está destrozado por vandalismo en el Pla de Vilanoveta.