Una chica explica en el juzgado que cuando tenía 13 años un monitor le tocó el culo mientras dormía en unas colonias en Àger

Una chica ha explicado este miércoles a la Audiencia de Lleida que cuando tenía 13 años un monitor le tocó el culo por debajo del pijama mientras dormía, durante unas colonias en Àger. El acusado ha reconocido al juicio que entró a la habitación de la niña "para bajar las persianas" pero ha negado haberle hecho ningún tocamiento de cariz sexual.

Las psicólogas del Equipo de Atención a la Víctima (EATAV) consideran el relato de la chica "creíble, coherente y compatible con una situación vivida" y la psicóloga que la trató explica que sufrió estrés posttraumático. Los hechos pasaron el 23 de julio de 2019 y tanto la fiscalía como la acusación particular piden 4 años y 9 meses de prisión por un delito de abuso sexual a menor de 16 años.

El acusado ha explicado que la joven se despertó cuando él entró en la habitación porque se deslumbró con la pantalla del móvil y que estaba "asustada". Añadió que no sabe por quién motivo lo estaba pero aseguró que la niña le pidió que le abrazara y que él lo hizo para consolarla, pero que en ningún momento le hizo ningún tocamiento.

La chica, que ahora tiene 15 años, en cambio, ha declarado en el juicio que se despertó porque notó que alguien le tocaba el culo por debajo del pijama y que cuando logró adaptar los ojos a la oscuridad vio que era el acusado. La joven ha añadido que se dio la vuelta y él sacó la mano y que cuando le pidió explicaciones, él le dijo que ella le gustaba y que sentía cosas por ella.

Entonces, siguió, ella le dijo que no lo encontraba normal y que él le pidió perdón y le preguntó si podía abrazarla. "Le dije que sí porque lo único que quería era que se marchara pero entonces me empezó a besar", ha relatado. Entonces le pidió que se marchara y ella se acostó con otra niña pero él volvió a entrar y le pidió disculpas y que no se lo contara a nadie. Esta compañera, que también ha declarado en el juicio ha confirmado que el acusado entró pidiéndole perdón.

En el juicio también declaró otra monitora, quien explicó que no era la primera vez que el acusado hacía cosas que no tenía que hacer. De noche, ha relatado, iba por los pasillos de las habitaciones y llamaba a las chicas -sólo chicas, ha insistido- para que salieran a jugar en el pasillo. Tanto ella como el director de las colonias explicaron que todos los monitores sabían que no podían entrar en las habitaciones solos con algún menor y que no se permitían los contactos físicos.

Las psicólogas de la EATAV han dicho que el relato de la chica concuerda con una experiencia vivida porque hay muchos detalles y contiene fidelidad y coherencia y que, además, no se detecta ningún beneficio asociado a la denuncia, ya que se lo estaba pasando muy bien en las colonias y a raíz de este episodio se marchó antes de tiempo.

La psicóloga que le ha estado tratando desde el momento de los hechos también ha declarado en el juicio y ha dicho que el episodio con el monitor le causó estrés postraumático. Concretamente, ha explicado que la joven sufría un sentimiento de hipervigilancia, ataques de ansiedad, desconfianza hacia los adultos -incluso de su propia familia-, que no salía por miedo y que sufría insomnio y falta de hambre.

Tanto la fiscalía como la acusación particular piden que se imponga al acusado 4 años y 9 meses de cárcel por un delito de abuso sexual a menor de 16 años, así como 7 años de libertad vigilada, que se le prohíba comunicarse o acercarse a la víctima durante 8 años y que la indemnice con 3.000 euros por daños morales además de 2.600 euros en concepto del coste del tratamiento psicológico.