ESNOTICIA
Cinco de cada diez hectáreas de regadío en Lleida ya utilizan goteo o aspersión
El cambio climático obliga a las comunidades históricas a abordar la transformación
La mitad de la superficie regable de Lleida está modernizada con sistemas de presurización. Son casi 75.000 hectáreas en las que se incluyen todos los nuevos regadíos. Sin embargo, quedan por transformar otras 76.000 que corresponden a riegos históricos cuyo principal reto es suprimir el riego a manta para primar el ahorro ante el cambio climático
Cinco de cada diez hectáreas de los regadíos de Lleida están modernizadas aunque la otra mitad todavía riega a manta.
De las más de 151.400 que riegan y están registradas por la conselleria de Acción Climática en la declaración agraria (DUN) del pasado año, más de 41.300 hectáreas tienen instalados riego por goteo o microaspersión, 27.899 aspersión, más 3.000 riegos de apoyo en zonas de secano y casi 2.800 aplican otros sistemas. Sin embargo, más de 76.400 aún lo hacen por inundación, lo que supone un reto de cara al cambio climático que exige una urgente transformación en riegos históricos para el ahorro de caudales en épocas de sequía por la escasez de lluvias y las altas temperaturas, como sucede en la actualidad. También es precisa la aplicación de sistemas de ahorro de energía que abaraten costes.
Todos los nuevos regadíos aplican sistemas de presurización y, en la actualidad, están inmersos en adoptar sistemas con los que sustituir bombeos eléctricos por fotovoltaicos para ahorrar gastos. Es el caso del Garrigues Sur, que abastece a casi 9.000 hectáreas, del Segrià Sud que lo hace a unas 7.000, del Segarra-Garrigues, que por el momento riega 11.000 de sus casi 70.000 hectáreas de extensión; y del Algerri-Balaguer, con unas 8.000 hectáreas. El casi bicentenario Canal d’Urgell, con una superficie regable de 75.000 hectáreas, tiene en marcha un ambicioso proyecto de modernización que supondrá una inversión de 1.300 millones de euros.
Prevé transformar las redes hidráulicas existentes en un sistema presurizado, mayoritariamente con presión natural y con energía procedente de la producción de energía renovables fotovoltaicas. Asimismo, convertirá sus canalizaciones en pasillos verdes así como la recuperará todas sus antiguas infraestructuras y edificaciones como reclamo turístico. Abastece a las comarcas del Segrià, el Pla, la Noguera, Les Garrigues y el Urgell y, en la actualidad, el 88% de esta superficie riega a manta, es decir, 66.000 hectáreas conservan el método tradicional que se ha venido utilizando en los 160 años del canal.
Tan solo un 12% de la extensión está presurizada, un 6% por aspersión y el otro 6% con sistemas de goteo. Cuenta con obtener ayudas de la UE a través de los fondos Next Generation para abordar una profunda reconversión de toda el área regable y afrontar, de este modo, los retos del futuro con garantías.Por lo que respecta a otro de los riegos históricos de Lleida, el Canal de Pinyana tiene presurizadas 2.830 hectáreas de su área regable, 1.530 en la zona de Alcarràs y otras 1.300 en la Horta de Lleida en las partidas de La Caparrella y Malgovern, Butsènit y Rufea, que se abastecen de la balsa de Vallcalent. Por otra parte, existen muchas fincas dispersas, unas 5.000 hectáreas, con riego a presión mientras que 6.000 continúan regando a manta.
Tiene redactado el proyecto de captación de agua de la presa de Santa Ana para dar presión al sector 1 que transformará el sistema en 1.600 hectáreas y la Generalitat comenzará a redactar los proyectos para los sectores tres y cinco. El tres contempla la modernización de unas 2.000 hectáreas de los municipios de Torre-serona, Benavent de Segrià y Corbins, que ya cuenta con el respaldo mayoritario de los regantes; mientras que el cinco prevé suprimir el riego a manta en otras 1.800 hectáreas de la huerta de Lleida y otras 660 de Alcarràs desde el Salt de Canet, en Alpicat. La inversión para reconvertir todo el canal de Pinyana asciende a más de 40 millones de euros.En cuanto al Aragón y Catalunya, también con más de cien años de existencia y una superficie de más de 100.000 hectáreas de las que el 65% están en Aragón y el 35% Lleida; 27.600 riegan por inundación, 49.000 por aspersión y 23.400 por goteo localizado.
Este sistema pretende construir tuberías paralelas a las conducciones principales para regar por gravedad y suprimir sistemas de bombeo. La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha adjudicado la de La Mola, en la zona oscense, que tendrá 6 kilómetros y beneficiará a unas 4.000 hectáreas. Permitirá suprimir el retrobombeo de Coll de Foix, en Alfarràs, que eleva el agua de la zona baja a la alta, con menos recursos hídricos.Las acequias de Torres o la del Cup también son riegos históricos pendientes de modernización.
La primera riega 1.170 hectáreas de las que 250 ya lo hacen a presión y está inmersa en el proceso de transformación.
«El ahorro que supone regar por aspersión es incomparable»
Lluís Carbi es una regante del Algerri-Balaguer pero también tiene fincas que se abastecen a manta de la acequia del Cup que riega parcelas de Balaguer, Menàrguens y Torrelameu. “La diferencia entre un sistema y otro es abismal y el ahorro de agua, incomparable.
Si, además, tienes la suerte de que las balsas de riego están en una cota más alta que los cultivos, también se reduce el gasto en electricidad”, asegura. “Hace cuatro años monté el riego por aspersión en 36 hectáreas de Balaguer. Después lo hice en otras 9 hectáreas que tengo arrendadas y la previsión es hacerlo en otra 9 de otra finca que gestiono a medias con la propietaria”.
La llegada del Algerri-Balaguer ha supuesto un antes y un después ya que, según Carbi, la dotación que se precisa en sensiblemente inferior y llega a mucha más superficie. “Instalar el riego en la primera finca me supuso una inversión de más de 140.000 euros pero tengo la certeza de que siempre podré regar el cereal, algo que no sucedía cuando las fincas eran de secano”. Por otra parte, la inversión en el campo siempre es continua tanto en transformación como en mecanización puesto que los tractores que ahora se utilizan no tienen nada que ver con los de hace años, explica.