Plantan 1.200 árboles frutales en el norte del Pallars Sobirà para mejorar el hábitat del oso pardo
Esta iniciativa quiere crear una red de espacios que facilite el movimiento y la dispersión de la especie por el Pirineo catalán
Con el objetivo de seguir mejorando el hábitat del oso pardo, este martes, se ha finalizado una plantación de 1.200 árboles frutales (manzanos y cerezos) en Tavascan. Esta actividad se enmarca en el proyecto de enriquecimiento de la biodiversidad en áreas oseras del Pirineo que llevan a cabo la Fundación Oso Pardo y Endesa. Esta iniciativa se puso en marcha el año 2016 con el fin de diseñar una red de espacios que facilitaran el movimiento y la dispersión de la especie en todo el Pirineo catalán, gracias al aumento de la oferta de alimento, y contribuir a su conservación. Durante estos seis años se habrán plantado unos 14.000 fruteros en nueve pequeños bosques del norte del Pallars.
Los árboles frutales silvestres suponen una fuente de alimentación fundamental para los osos, por lo cual disponer de un hábitat rico en este recurso contribuye tanto a mejorar las expectativas de la especie, como a conciliar su presencia con las actividades humanas al proporcionar esta fuente de alimentación en su medio natural.
Maria Gómez, ingeniera de la Fundación Oso Pardo, ha comentado que los manzanos plantados este martes empezarán a dar frutos en unos cinco años y los cerezos tardarán entre diez y doce años a producir.
Más de 14.000 árboles plantados
Esta plantación se complementará con otra de mucho más extensa que se hará en el terreno durante el otoño y con el cual se llegará a un total de 7.000 árboles plantados solamente este 2022.
El verano del 2020 se estuvieron recogiendo semillas de serbal y cerezo autóctono, que posteriormente se plantaron al vivero que Forestal Catalana tiene en Tremp, donde durante este año y medio los técnicos especialistas han cuidado para que los retoños|pimpollos se desarrollaran correctamente. Además, se contó con un especialista en variedades de manzano tradicional para recoger 500 esquejes de un total de 19 variedades locales, que injertaron en el vivero de Cal Corona de Barbens, en Bellpuig de Urgell.
Los terrenos seleccionados para la plantación se han escogido porque son una zona con presencia habitual de osos y que, por otra parte, ofrece unas buenas condiciones ecológicas para plantar estas variedades frutales. Se trata de fincas privadas, con cuyos propietarios se ha firmado un acuerdo de custodia del territorio para asegurar la continuidad del proyecto.
Alejandro Rodríguez, de la Unidad Medio Ambiente Endesa, ha explicado que durante las plantaciones que se llevaron a cabo los años 2018 y 2019 en una superficie de más de 7 hectáreas, ya se introdujeron 9.150 árboles frutales para el oso pardo (frambuesa, manzano, cerezo, serbal y púdol). Sin embargo, se trata de un proyecto a largo plazo, ya que se calcula que hasta dentro de unos diez años no producirán cosechas significativas. Además de servir como alimento para los osos, también se beneficiarán otras especies de mamíferos, aves e insectos, por lo cual mejorará la biodiversidad de la zona.
Experiencias similares en otros lugares han demostrado que la abundancia de frutas en verano y en otoño mejora el movimiento de los individuos y evita el acercamiento a zonas donde la presencia humana es más habitual.
Bosc Endesa Pirineus
Rodríguez ha dicho que se prevé que, junto con la segunda plantación que se llevará a cabo en otoño, sólo en los primeros treinta años lleguen a absorber 1.665 toneladas de CO2. Por eso, con el nombre de Bosc Endesa Pirineus, entrará a formar parte de Bosc Endesa, un proyecto pionero en el sector energético con importantes beneficios medioambientales, económicos y sociales.
El oso pardo
Los últimos censos llevados a cabo por el Grupo de Seguimiento Transfronterizo del Oso Pardo en los Pirineos (GSTOP) indican que la situación de la población de osos en el Pirineo está en crecimiento. En el último censo oficial, hecho el 2021, se encontraron 8 hembras paridas con 15 crías del año y un número total mínimo de 70 ejemplares: 32 machos, 34 hembras y 4 osos de sexo indeterminado. En Cataluña se extinguieron entre finales de los años ochenta y principios de los noventa y, actualmente, los que hay son de origen esloveno y se encuentran distribuidos mayoritariamente a las comarcas de la Val d'Aran y el Pallars Sobirà, aunque también hay en el Pallars Jussà, la Alta Ribagorça, el Alt Urgell y la Cerdanya.