“Cuando nos íbamos veíamos a los animales que huían del fuego”

Volver a la normalidad y recuperar la tranquilidad lo antes posible. Este era el objetivo ayer de la veintena de vecinos de La Clua, el pequeño núcleo de Artesa de Segre situado entre la Vall d’Ariet y Baldomar que fue desalojado el miércoles por la tarde tras declararse el incendio. La mayoría regresó el domingo por la noche.

Otros vecinos, como los que tienen allí su segunda residencia, subieron ayer para comprobar que el peligro ya había pasado. Una vuelta a la normalidad que por la mañana fue difícil de conseguir debido a la presencia de los medios de comunicación. “Mi suegra y yo hemos podido ir subiendo estos días con un permiso especial para cuidar el rebaño de cabras y trabajar en la quesería porque no podíamos dejarla parada durante tantos días, especialmente por el bienestar de los animales”, explicó Pau Esteban, de Formatgeria de Clua.

En este sentido, añadió que “ahora toca volver a la normalidad. Ha sido emocionalmente difícil porque sabes que tienes el fuego aquí mismo”. Amaya Gómez, pareja de Esteban, afirmó que “estábamos en la quesería y vino mi madre desencajada porque había una columna de humo.

Tuve un déjà vu porque me vino a la memoria el fuego que hubo cuando yo era pequeña.”. Gómez comentó que “hemos sufrido mucho. Cuando nos íbamos, pudimos ver cómo los animales que viven en el bosque huían del fuego”.

La tarde del miércoles fue el momento más crítico. “El fuego estaba a pie de carretera y nos rodeó. Pudimos salir de La Clua por la parte de arriba”, explicó Esteban.

Miquel Cuartero, otro de los vecinos, dijo que “he mandado fotos a mi hijo y a unos amigos de Madrid que tienen una casa aquí para que vean que La Clua, a pesar del peligro que ha habido, se ha salvado”.

“Estábamos asustados y, ahora, aliviados”

“Ha sido una alegría regresar y comprobar que todo está bien. Estábamos asustados y, ahora, aliviados”, comentó Miquel Cuartero, que vive en Artesa y tiene una casa en el pueblo.

Por su parte, Marrhue Zacarrelli, residente en La Clua desde hace dos años, recordaba que “rápidamente llegó el humo y nos dijeron que teníamos que irnos”. Estos días ha estado en casa de una amiga en Artesa y agradeció el trato recibido.