Un nuevo incendio en Artesa de Segre arrasa más de 120 hectáreas

Un nuevo incendio de vegetación forestal y agrícola declarado en Artesa de Segre obligó ayer a confinar durante tres horas el núcleo de Força y a dos personas que se encontraban en el monasterio Santa Maria de Refet. Los servicios de emergencia también tuvieron que desalojar una masía de Seró. Dos semanas después de originarse el gran fuego que arrasó más de 2.700 hectáreas de bosque en Baldomar, los Bomberos de la Generalitat movilizaron ayer más de 50 dotaciones terrestres y trece aéreas para apagar un fuego que se originó a las cinco de la tarde en unos campos cercanos al kilómetro 110,5 de la carretera C-14 en Artesa de Segre y que rápidamente se extendió en dirección norte, hacia Força, núcleo de Ponts.

Al cierre de este edición ya había arrasado unas 128,28 hectáreas, de las cuales 60,58 de terreno forestal, 67,51 agrícolas y 0,19 urbanas, según los Agentes Rurales. A su paso, las llamas arrasaron al menos un almacén agrícola. La prioridad inicial de los efectivos de extinción fue el flanco derecho para evitar que se abriera hacia el valle del Segre y más tarde concentraron esfuerzos en cerrar el flanco izquierdo.

A última hora los Bomberos ya habían perimetrado buena las llamas y habían dado el incendio por el estabilizado. Por otro lado, a primera hora de la tarde de ayer los Bomberos también trabajaron en otros pequeños incendios de vegetación en el Segrià y Les Garrigues. A las 17.00 horas se produjo un incendio que quemó unos pocos metros en la partida Quatre Pilans de Lleida.

También se declararon dos fuegos en Les Borges, en los márgenes de la N-240 y C-233. El primer gran incendio del año se inició el 15 de junio en el núcleo de Baldomar, en Artesa de Segre. Los efectivos de extinción tardaron cinco días y seis horas en darlo por estabilizado, después de que calcinara 2.702 hectáreas.

Las llamas obligaron a evacuar a 54 personas de un centro de menores en la casa de colonias Cal Petit d’Argentera, así como una veintena de personas en el núcleo de La Clua y a los propietarios del camping de Alòs de Balaguer. El episodio de temperaturas extremas y la sequía generaron una simultaneidad de incendios en toda Catalunya que, durante seis días, puso en jaque la capacidad de respuesta de los Bomberos.