ENTREVISTA EMERGENCIAS
Dos caras del mismo servicio
El parque de bomberos profesionales de Mollerussa es uno de los únicos cuatro en Catalunya que tiene un furgón para riesgo químico || El jefe de los bomberos voluntarios de Les Borges Blanques destaca que, aunque no cotizan a la Seguridad Social, sí se les retiene el IRPF
Miquel Martínez, jefe del Parque de Bomberos Profesionales de Mollerussa: «Nuestra estrategia protege a las personas antes que a los bienes y al medio ambiente»
¿Cuánto tiempo hace que es bombero?
Llevo 22 años en la profesión. He ido pasando por diferentes parques, y en octubre hará dos años que soy sargento jefe del de Mollerussa.
¿En qué se basa su actividad?
Atendemos a la población en las emergencias no delictivas. Damos respuesta a todo tipo de incendios, salvamentos y asistencias técnicas. Aquí somos 24 bomberos, más seis ayudantes de oficio forestales que nos refuerzan en verano. Solo este año llevamos más de 700 servicios urgentes.
¿Tienen capacidad suficiente para responder ante cualquier emergencia?
Sí. Nuestro parque es uno de los únicos cuatro en Catalunya que tiene un furgón de riesgo químico, capacitado para dar respuesta a un accidente nuclear, radiológico, biológico y químico.
¿Cómo valora la campaña forestal de este verano?
Ha empezado fuerte, debido a la sequía. Hemos sufrido incendios con mucho potencial en zonas con un alto estrés hídrico en la vegetación. Las últimas lluvias nos dan un poco de tregua, pero la realidad del cambio climático augura episodios más recurrentes y agravados.
¿Ha temido por su seguridad o la de sus compañeros?
Nunca he tenido la sensación de peligro por mi vida, pero sí hemos vivido momentos de gran tensión, cuando las necesidades superan a los recursos.
¿Cree que su oficio está valorado socialmente?
Sí, porque siempre prestamos ayuda y no ponemos sanciones. Aun así, hay gente que se enfada porque consideran que llegamos tarde. A veces tampoco se entiende que nuestra estrategia es defensiva. Eso significa que la seguridad de todas personas pasa por delante de la de los bienes y el medio ambiente.
¿Y por parte de la administración pública?
Hay un déficit de financiación histórico, y la inestabilidad política también afecta. Aún nos estamos recuperando de los recortes de la crisis de 2008.
La cúpula tiene un proyecto, pero faltan recursos y personal. Ahora está mejorando, pero se ha mantenido el servicio con horas extra, y es inadmisible.
¿Cómo valora la labor de los bomberos voluntarios?
Son clave, porque son la primera respuesta en el territorio. Se deben entender como un complemento, un encaje, y se tienen que integrar dentro de la estructura de los funcionarios.
El modelo mixto funciona en otros países como Francia, Alemania, y Reino Unido. Tiene que ser así porque hay zonas del territorio con poca población y poca casuística de servicios, pero con capacidad de movilizar a gente para dar apoyo.
¿El modelo mixto funciona bien, en Catalunya?
Funciona, pero se tiene que homogeneizar. Se marcó un tiempo máximo de llegada al accidente de veinte minutos que solo se puede cumplir en el área metropolitana. En Lleida hay muchos más parques de voluntarios que de profesionales, y en Girona es al revés. Por eso está previsto que en torno a 2025 se abran dos nuevos parques de bomberos profesionales, en Lleida.
Josep Maria Andreu, jefe del Parque de Bomberos Voluntarios de les Borges Blanques: «Notamos mucha exigencia hacia un colectivo que hace un trabajo voluntario»
¿Cuántos años lleva en la profesión?
Hace 32 años que soy bombero, y siempre he estado en Les Borges Blanques. Desde 2007 tenemos un nuevo parque. Antes estábamos en un almacén del pueblo, en muy malas condiciones.
¿Qué diferencias hay entre ustedes y los bomberos profesionales?
La principal diferencia es económica. Nosotros no hemos hecho oposiciones, por lo que no somos funcionarios, y solo cobramos cuando salimos de servicio. No cotizamos porque no estamos en nómina, pero sí nos retienen un mínimo del 15% de IRPF.
Aun así, hacemos exactamente las mismas actuaciones que los profesionales. En lo que va de año hemos realizado más de 300 salidas urgentes y no urgentes.
¿Cómo se organizan?
Venimos cuando podemos. Tratamos de mantener el parque limpio y listo para cualquier emergencia. También hacemos distintas formaciones y prácticas.
¿Tienen obligaciones?
Nos marcan la asistencia, lo que nos causa mucho descontento. Tenemos que hacer un mínimo de 650 horas anuales, y a muchos les cuesta porque debemos tener un segundo trabajo del que obtener ingresos. Hay muchos voluntarios que son Mossos d’Esquadra o técnicos de ambulancias. Mucha gente desconoce el modelo mixto, y se sorprenden cuando explicamos que somos bomberos, y que también tenemos otro trabajo.
¿Cree que la población les valora?
Sí, porque prácticamente llevamos el mismo traje que un funcionario. Solo llevamos una pequeña etiqueta distintiva, que la mayoría no reconoce.
¿Y la administración pública?
Recibimos la misma financiación que un parque profesional. De hecho, hay casos en los que nuestros equipamientos son mejores. Aun así, notamos mucha exigencia hacia un colectivo que hace un trabajo altruista. En muchos casos no parecemos voluntarios. Nos reconocen, pero no nos cuidan.
¿Recuerda alguna situación límite en la que haya sentido peligro o tensión?
Muchas veces hemos tenido que correr, en incendios forestales o de matojos, que parecen más sencillos. Recuerdo la dureza del accidente múltiple de 27 coches en La Panadella, a principios de año.
¿Cómo se coordinan con los bomberos profesionales?
Cuando hay una salida, yo cojo el mando, o el bombero más veterano. En los servicios que vienen profesionales de Lleida o Mollerussa, nos subordinamos a sus órdenes.