ESPACIOS NATURALES REGULACIÓN
Pueblos silenciosos sin motos, quads ni buggies en el Parc de l'Alt Pirineu
Entra en vigor la zona de protección de la calidad acústica en Alt Àneu, Alins y Farrera|| Medida para la protección de la naturaleza y la sostenibilidad turística
Los municipios de Alt Àneu, Alins y Farrera ya prohíben el paso de motos, quads y buggies por las pistas y caminos que transcurren por la Vall de Bonabé y del Parc Natural del Alt Pirineu. Lo hacen para conseguir “zonas silenciosas” y favorecer así un transporte sin ruido. La medida forma parte del plan de acción que acompaña a la declaración como zona de especial protección de la calidad acústica (ZEPQA) que ha impulsado el Parc Natural y que entró en vigor ayer.
Una certificación que tiene como objetivo preservar el silencio y garantizar que los únicos sonidos que se escuchen en estos espacios sean los de la naturaleza. Para ello establece un límite de ruido inferior a los 50 decibelios. Tampoco se permite hacer botellones o actividades ruidosas, como las asociadas a explotaciones mineras.
La secretaria de Acción Climática, Anna Barnadas, señaló ayer en Isil que es necesario potenciar los puntos donde se llega a esta “excelencia”, teniendo en cuenta que un 22% de la población vive en lugares donde se considera que la calidad acústica es buena y que, por el contrario, es más difícil extender medidas de protección de este tipo a los entornos más urbanos. El presidente del Parc Natural de l’Alt Pirineu, Josep Queró, explicó que la medida contribuye a poner en valor el entorno y recordó que se habían producido quejas, sobre todo en época estival, por el paso de vehículos motorizados en áreas como el del valle de Bonabé. En algunas ocasiones se había llegado a calcular que habían pasado hasta 750, muchos de los cuales eran motos, quads y buggies.
Se mostró convencido de que la puesta en marcha de la ZEPQA contribuirá a un aumento de las visitas por parte de un segmento de la población que es más sensible o le molesta el ruido. Defendió la necesidad de la desestacionalización del turismo para evitar las concentraciones que se producen en agosto. Por su parte, el alcalde de Farrera, Àngel Bringué, apuntó que la entrada en vigor de esta zona supone “convertir en cartel” la importancia que tiene preservar el silencio en este espacio, que defendió como “el lenguaje de la naturaleza “ cuando éste no se ve “contaminado” por la actividad humana.