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Cronología | Una riada que causó estragos

Los periodistas de SEGRE tuvieron que salir en barca de la redacción

Los periodistas de SEGRE tuvieron que salir en barca de la redacciónARCHIVO SEGRE

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La primera semana de noviembre trae inevitablemente a la memoria de muchos leridanos y andorranos las consecuencias devastadoras que provocaron las riadas excepcionales del 7 y 8 de noviembre del 1982. La noche del domingo se desbordaron el Segre, el Noguera Pallaresa y el Ribagorçana, el Flamisell, el Cinca, el Garona y el Nere. La tragedia se cebó en el Principat de Andorra, donde se contabilizaron doce muertos y dos desaparecidos –tres de ellos por una explosión en una planta de gas en La Massana–, y en El Pont de Bar, población del Alt Urgell que fue literalmente arrasada por el agua y volvió a reconstruirse seis años después en un punto más elevado a 800 metros del emplazamiento original.

Pero la destrucción llegó a todas las poblaciones bañadas por el Segre o alguno de sus afluentes, como Lleida, Balaguer o Fraga. Las pérdidas en la demarcación se cifraron en más de 45.000 millones de pesetas de la época, y muchos lugares fueron declarados como zonas catastróficas. El temporal obligó a evacuar pueblos enteros en el Pirineo, como Senterada, y causó verdaderos estragos en las poblaciones más cercanas a los cauces fluviales.

La catástrofe obligó a replantear la integración de los ríos en las ciudades, por lo que se creó un nuevo sistema de canalizaciones. La de Lleida se inauguró en 1995, y está diseñada para contener hasta 3.000 metros cúbicos de agua entre sus muros. También se llevó a cabo la canalización del Segre en La Seu d’Urgell y se completó la canalización de Balaguer.

Dichas infraestructuras fluviales, así como el nuevo embalse de Rialb, dificultarían que se repitiera la misma situación que estremeció el territorio hace ahora cuarenta años.

TARDE DEL DIA 7

El ‘aviso’ de Senterada, incomunicada 15 días

El domingo 7 de noviembre fue un día muy lluvioso, pero nadie esperaba el desastre que se avecinaba en las siguientes horas. Ese día llovió lo mismo que durante los tres meses anteriores, hasta 300 litros por metro cuadrado en algunas zonas del Pirineo leridano.

Las primeras noticias de las espectaculares crecidas de los ríos llegaron la primera hora de la tarde del domingo. El entonces gobernador provincial, José Martí, se trasladó a Senterada para dirigir las operaciones necesarias. El puente que conduce a la población no pudo aguantar la presión del río Flamisell y se hundió poco después de su llegada, dejando el pueblo aislado durante quince días.

Los vecinos fueron evacuados, y Martí tuvo que ser rescatado en helicóptero. Cabe destacar el papel de los estos vehñiculos aéreos, que sirvieron de puentes comunicativos entre poblaciones aisladas. A medida que iba avanzando la tarde, más carreteras quedaron cortadas por más inundaciones o desprendimientos.

El Pallars quedó aislado a la altura de Escaló, ya que la C-12 quedó cortada por desprendimientos, por lo que a la parte alta de la comarca solo se podía acceder por el Port de la Bonaigua durante varios días. No paraba de llover, y todas las miradas estaban puestas en el incremento que iba registrándose en los embalses leridanos. El que mayor peligro presentaba era el de Oliana, al que a las 20.30h del domingo le faltaba solo un metro y medio para desbordarse.

Con el temor al colapso de las presas, intensificado por el recuerdo de lo ocurrido en la presa de Tous tan solo unas semanas antes –se derrumbó por una espectacular crecida fluvial causando la muerte de 40 personas–, se inició el desagüe de los embalses de Oliana, Escales y, más tarde, Camarasa.

NOCHE DEL DIA 7

La fuerza del agua se abre camino con violencia

Las afectaciones en el Principat de Andorra fueron devastadoras, y en todas las parroquias hubo destrozos. El río Valira creció durante toda la noche del 7 de noviembre, llevándose todo lo que encontraba –coches, autocares, puentes, edificios y, lamentablemente, vidas humanas–.

El temporal también dejó atrapados a unos 1.800 turistas que se encontraban en el país pirenaico aquel fin de semana. Una placa al lado de la iglesia de Sant Esteve de Andorra la Vella recuerda todavía hoy a los muertos de la riada. Un caso paradigmático de la dimensión de aquella catástrofe fue el del pueblo de El Pont de Bar, en el Alt Urgell, que con 170 habitantes desapareció para siempre.

Los vecinos se refugiaron en el cuartel de la Guardia Civil, situado en la parte alta del núcleo urbano. Era noche cerrada y no había luz eléctrica, de manera que no fue hasta el día siguiente que se supo que la fuerza del agua del Segre había arrastrado medio pueblo. La Seu d’Urgell también quedó incomunicada por carretera, así que el aeropuerto fue clave durante los días siguientes para suministrar alimentos y artículos de primera necesidad a los vecinos de los diferentes núcleos afectados.

Muchos de ellos utilizaron la línea regular que entonces operaba Aviaco y que enlazaba Barcelona con esta infraestructura para poder acudir al médico a la capital catalana.En la Cerdanya, la riada hizo desaparecer la carretera de Alp y destrozó parte de las casas de Martinet. El observatorio de la Molina registró hasta 600 litros por metro cuadrado en muy pocas horas. La riada coincidió con la fiesta mayor del Sant Crist de Balaguer.

Sobre la una de la madrugada, el agua cubría todo el cauce del Segre a su paso por la capital de la Noguera. Tres horas después, una nueva avalancha de agua se llevó río abajo la carpa del baile y muchas atracciones de feria. Varias torres y viviendas de planta baja también tuvieron que ser desalojadas en las localidades de Camarasa, Vallfogona de Balaguer, Menàrguens, Térmens y Vilanova de la Barca.En Lleida ciudad, centenares de personas se aglomeraron en las barandillas del Pont Vell a partir de la madrugada del domingo, expectantes por el aumento del caudal del Segre.

Después de los avisos de la Guardia Urbana, los vecinos de Cappont aparcaron sus vehículos en la parte alta de la ciudad y desalojaron los bajos.

MAÑANA DEL DIA 8

El Segre se adueña de las calles de Lleida

A partir de la media mañana del lunes, el Segre empezó a correr por las calles de Lleida. El agua entró por Pardinyes, y en pocas horas inundó toda la parte baja de la ciudad.

El agua llegó hasta la Rambla Ferran, por donde solo se podía circular con lanchas. Bancos y comercios cedieron, y garajes y bajos se inundaron por completo. Se calcula que el Segre llegó a los 3.200 m3/s en la capital del Segrià.

El agua dejó dos grandes socavones, uno en la Rambla Ferran, donde se produjo también un escape de gas, afortunadamente sin consecuencias, y otro en la avenida Blondel. A su vez, el Cinca ya había inundado Fraga y avanzaba hacia La Granja d’Escarp, que ya había sido inundada por el Segre. La Guardia Civil obligó a desalojar toda la parte baja del pueblo, que quedó completamente anegada hasta la altura de un primer piso.

Solo se podía acceder a esta población por una pista que entonces estaba sin asfaltar y conducía hasta Maials. Nadie se esperaba que el agua subiera tanto. Los medicamentos de la farmacia, ubicada en la avenida de Lleida, que quedó inundada, se habían puesto a buen recaudo en el piso superior. Hubo que recuperarlos con una lancha.

TARDE DEL DIA 8

Una ola de solidaridad inunda el territorio

A partir de La Granja d’Escarp ya no hubo daños importantes. La noche del lunes se fue recuperando la calma poco a poco.

De manera muy lenta, los ríos fueron retrocediendo, dejando tras de sí un paisaje desolador. Fue el momento de la solidaridad. En todo el territorio un ejército de voluntarios se volcaron para limpiar de lodo calles, casas y negocios.

En Lleida se repartieron palas y centenares de personas colaboraron desinteresadamente para que la ciudad recuperara la normalidad. El jueves 11 el President de la Generalitat, Jordi Pujol, visitó zonas inundadas (Lleida, Balaguer, Sort, La Seu d’Urgell y Llavorsí) y también visitarían el territorio el flamante vicepresidente del Gobierno central, Alfonso Guerra –el PSOE había ganado las históricas elecciones del cambio solo unos días antes, el 28 de octubre–, y el rey Juan Carlos. Habían pasado ya cuatro días, pero más de 1.800 personas seguían incomunicadas y la cicatriz dejada por la gran riada todavía era más que evidente..

Un ejército de voluntarios limpiando lodo

Un ejército de voluntarios limpiando lodoarxiu segre

La población se volcó en arreglar la ciudad.

La población se volcó en arreglar la ciudad.archivo segre

El río Segre se llevó la mitad de casas de El Pont de Bar

El río Segre se llevó la mitad de casas de El Pont de Bararxiu diputació de lleida (223515-8

Autoridades de Lleida muestran los daños a Alfonso Guerra

Autoridades de Lleida muestran los daños a Alfonso Guerraarxiu diputació de lleida

Helicòpters transportaven provisions a pobles aïllats

Helicópteros transportaban provisiones a pueblos aisladosmiquel asensio

L'Horta, negada pel desbordament del Segre.

L'Horta de Lleida, negada pel desbordament del Segre.miquel asensio

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