Marta Domènech: «El turismo aporta a la comunidad más de lo que esta es consciente»

El sector turístico de Lérida ha salido reforzado de la pandemia, en gran parte por sus espacios naturales. ¿Cree que este turismo ha venido para quedarse? Decíamos que con la pandemia habría cambios de comportamientos y actitudes en el consumidor. En el 2020 y en el 2021 fue así porque la gente no se podía mover y muchos catalanes descubrieron Cataluña. Este año 2022 hemos podido volver a coger aviones de forma libre y hemos vuelto a tener comportamientos como los del año 2019, aunque también ha habido un legado en el interior, pero no ha sido un cambio de comportamiento como lo que esperábamos socialmente. Sí que es verdad que lo que se ha encontrado la gente este 2022 no le ha gustado: aviones al máximo, aeropuertos colapsados. Me gustará estudiar qué pasa el año que viene en términos de comportamientos y si volvemos a tener realmente cambios, que es lo que esperábamos, que la gente vuelva al sector de la naturaleza, de espacios abiertos y naturales, que sí que es verdad que han salido reforzados.

¿Qué proyectos turísticos recibirán fondos Next Generation en la demarcación? Del 2021, que son de los que podemos hablar porque todavía estamos trabajando los del 2022, hay tres: Naturalmente Lleida de la Diputación, con una inversión de 3,5 millones; el plan de sostenibilidad turística de la Vall de Boí, con dos millones, y el proyecto del consorcio Segre-Rialb, con 2,5 millones. En total, ocho millones y una inversión inducida de otros trece millones.

¿Qué papel pueden tener estos fondos europeos para el sector turístico de Lérida? Tractor. La voluntad es que sean el alma para que tú hagas una infraestructura o unos equipamientos que acaben estirando el territorio y podamos tener cada vez más un equilibrio territorial y una destacionalització.

¿El turismo puede ayudar a luchar contra la despoblación? Totalmente. El turismo representa el 12 por ciento del PIB de Cataluña, pero hay territorios, también de Lleida, donde es del 33%. Por lo tanto, no es una opción dedicarse o no al turismo, es una obligación en según qué comarcas y es la gran fuente de alimentación de la zona. Si eres capaz de generar infraestructura y equipamientos que hagan, por ejemplo, que una familia diga “me traslado a un pueblo de Lleida porque puedo explotar una zona del río o puedo trabajar en el Parc Nacional”, al final son familias e hijos que se quedan en las escuelas rurales y eso acaba generando riqueza.

El Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida consiguió el sello Biosphere Destination para la demarcación. ¿Qué potencialidades tiene Lleida en turismo sostenible? Esta es una etiqueta de un recurso que nos explica como destinación sostenible y que necesita hacer un cambio hacia la emergencia climática. Hay mucha gente que se mueve ahora por este tipo de registros.

Estamos a las puertas de una nueva campaña de esquí y las estaciones han invertido más de 23 millones de euros para hacer mejoras. ¿Cómo se puede acompañar este esfuerzo inversor desde el Govern? Hace años que hacemos la campaña Pirineus desde la Agència Catalana de Turisme, que saldrá muy pronto, que acompaña y ayuda a que ganemos consumidores para estas inversiones y también intentamos mantener la campaña todo el año. También hacemos la de Muntanya, que hacemos muchas veces acompañados por Ferrocarrils. Es explicar el destino en términos de promoción y de comercialización.

¿Qué piensa de las críticas al modelo turístico del esquí? Muchas veces el turismo, y en este caso el sector del esquí, de la nieve, de la montaña, aporta más a la comunidad de lo que esta a veces es consciente. Hablamos de otras zonas. Lloret, que es el ejemplo de la campaña de verano de sol y playa, está haciendo mucho trabajo por poder desestacionalizar y está haciendo inversiones en una piscina olímpica, en atletismo.

Eso ayuda a desestacionalizar para llevar grupos que vengan a entrenar. ¿Quién se beneficia de eso durante todo el año? El vecino de Lloret, que por un precio módico con tarifa municipal tiene una piscina olímpica y una pista de atletismo, que, si no tuviera el turismo, no tendría estos equipamientos. Pues pasa exactamente el mismo con las estaciones de esquí. Necesitamos cuidar mucho la emergencia climática para seguir teniendo nieve natural y poder vivir en estas zonas del sector turístico.