Bernat Solé: «Quiero volcar en mis alumnos el bagaje obtenido en política»

¿Tiene intención de volver a la política activa cuando finalice su año de inhabilitación? Hoy soy profesor de educación secundaria y dedico a ello el cien por cien de mi energía. Por eso no estoy esperando que se acabe el año de inhabilitación pensando en una nueva responsabilidad. Nunca he hecho cálculos cuando se trata de responsabilidades políticas y creo que es la mejor manera de actuar.

Tampoco cierra esa puerta, ¿no? Mi compromiso con el país y las personas ha estado siempre ahí y seguirá estándolo, y se puede ejercer desde muchos ámbitos. Temporalmente he asumido responsabilidades políticas por unos compromisos, unas ilusiones y unos proyectos. Ha durado 12 años, pero ahora vuelvo a mi profesión y a mi vocación como profesor de secundaria.

¿Cuándo vuelve a las aulas? Hoy (miércoles) he comenzado a trabajar de nuevo como profesor, es fantástico. Había ejercido durante muchos años y creo que también es una oportunidad de testear la temperatura de la sociedad. El contacto con la gente joven te permite saber qué piensa la sociedad, como es y cómo ha de ser en los próximos años.

Ha ocupado altos cargos y ha adquirido notoriedad pública. ¿Los alumnos le ven igual que antes de iniciar su carrera política? Se lo tendría que preguntar a ellos, pero si durante este tiempo he adquirido un bagaje, creo que es bueno que toda esta experiencia se pueda transmitir a quienes están construyendo la sociedad del presente y del futuro. Me siento comprometido y activo en la educación.Siempre decimos que es uno de los pilares de nuestra sociedad y me honra formar parte de ella.

Es profesor de Tecnología. ¿La asignatura que usted imparte le permite transmitir ese bagaje? Sí. En un instituto educas en la materia que es tu especialidad, pero sobre todo educas a personas. Es en este ámbito en el que puedes volcar tu experiencia.

No podrá presentarse a las municipales en Agramunt. ¿Habría querido hacerlo, ya fuera como alcaldable o miembro de la lista? Ya tenemos una grandísima alcaldesa. Siempre estoy al servicio de proyectos políticos vinculados a mi manera de pensar, pero ahora tenemos uno consolidado en Agramunt. Yo pude desarrollar el mío durante más de diez años y estoy satisfecho.

¿Queda como militante de base de ERC? ¿Hasta qué punto activo? Lo sigo siendo. Haber asumido responsabilidades políticas te da una perspectiva más amplia y profunda, pero la distancia al no estar al frente de un cargo institucional también es un ejercicio de flexibilidad ideológica.

Visto en perspectiva, ¿habría cambiado algo como alcalde el 1-O o bien en su defensa jurídica? El 1-O hubiera hecho lo mismo: hacer posible que la gente pudiera votar para decidir su futuro como país. Es la función de un político, hacer posible la voluntad de las mayorías. En cuanto a mi defensa, desde el primer día dije que era un juicio político y arbitrario. Aunque hice lo mismo que la mayoría de alcaldes y alcaldesas, soy el único con una inhabilitación firme.

¿Por qué precisamente usted? Habría que preguntar al tribunal, pero juzgar desde un punto de vista político pretende escarmentar. Un escarmiento busca disuadir a los que quieran hacer lo mismo, y escarmentando a unos pocos se pretende hacer que el miedo llegue a la mayoría. Sin embargo, ante la represión las convicciones son más firmes que nunca, y sobre todo se revela la necesidad de reformular una justicia que sigue criterios arbitrarios y no jurídicos.

¿Qué metas ha alcanzado como delegado de la Generalitat? En un año y medio solo puedes sentar las bases. Sin embargo, pudimos hacerlo en dos objetivos prioritarios. El primero es la reindustrialización. Para ello impulsamos suelo industrial, acompañamos empresas y tejido complicidades con patronales y sindicatos. A través de un plan impulsado por Empresa, tutelamos a 200 pequeñas y medianas empresas junto con la Cámara de Comercio. Otra prioridad ha sido apoyar a los municipios para evitar la despoblación. El Govern impulsa la Agenda Rural y está en camino el necesario estatuto del municipio rural. El peso de Lleida ha crecido en el presupuesto de la Generalitat y, si bien siempre queremos más, podemos estar contentos de la presión hecha en su día.

¿Qué ha quedado sobre la mesa? Hay que revertir la despoblación, y también es importante reivindicar Lleida a nivel de Catalunya, huyendo del victimismo de ser una vegueria olvidada y haciendo un discurso en positivo para mostrar que somos imprescindibles para la economía del país. Mientras fui delegado tejí complicidades con muchas personas. Muchas tenían una ideología opuesta a la mía, pero iniciamos proyectos. La represión ha roto ese trabajo, por eso nos afecta a todos.

Deja de representar a la Generalitat cuanto empieza su andadura el nuevo Govern solo de ERC. ¿Qué futuro le augura? El futuro lo determinará la responsabilidad del resto de formaciones del Parlament. Un momento de crisis no es el adecuado para abandonar un Govern ni para no permitir que se apruebe un presupuesto.

Algún papel tendrá también ERC. El papel de ERC es hacer el camino amplio que reivindicamos. Es el camino de la ideología de izquierda progresista que apuesta por la prosperidad, los derechos, las libertades y la igualdad de oportunidades. Allí podemos encontrarnos personas de culturas políticas muy distintas. El objetivo es que todo confluya en una república catalana.

Se dice que “ERC es la nueva Convergència”. ¿Qué opina? Discrepo. ERC no tiene ningún caso de corrupción, y por lo tanto no podemos plantearnos ser la nueva Convergència. Cuando un partido tiene voluntad de gobierno, debe representar a un sector amplio del país pero también ser fiel a sus cimientos ideológicos. ERC nunca ha renunciado a ellos. Ahora bien, quiere que la mayor cantidad de gente posible se sume a sus valores y manera de pensar. Para ello es importante un ejercicio de flexibilidad para que todos puedan verse identificados.