HIDROLOGÍA SEQUÍA
La cuenca de Segre, ocho meses en estado de emergencia por la sequía
Según el último informe de la Confederación Hidrográfica del Ebro|| La del Noguera Pallaresa se mantiene en alerta y la del Ribagorçana en prealerta desde el verano
La cuenca de Segre está en estado de emergencia desde hace ocho meses por la sequía, según el último informe de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Las escasas aportaciones del río por la falta de precipitaciones hace que no aumenten las reservas en los embalses de Oliana y Rialb, una situación que se da desde la pasada primavera. De hecho, las reservas en los dos pantanos no llegan actualmente a los 75 hectómetros cúbicos.
Oliana tiene 36,4 y 38,5 Rialb, que no está ni al 10% de su capacidad (9,5%). Respecto al pasado año por estas fechas, el primero tiene 11,53 hectómetros cúbicos menos y el segundo casi 120. La sequía ha dejado a la vista el fondo en la cola de ambos embalses, donde ha crecido la vegetación.
Ha llegado a afectar a los usos industriales del agua, y en concreto la explotación hidroeléctrica, ya que las centrales de Rialb han tenido que parar. La CHE alerta de que habrá que dejar 30 hectómetros cúbicos para abastecimiento de boca como uso prioritario y el resto para abordar la campaña de regadíos en el Canal d’Urgell y el Segarra-Garrigues.La situación es un poco mejor en las cuencas del Noguera Pallaresa, que se mantiene en alerta; y en la del Ribagorçana, en prealerta desde inicio del verano. En el Ribagorçana, Canelles ha perdido más de 200 hectómetros cúbicos respecto a primeros de enero de 2022 y Santa Ana casi 75.
Sin embargo, los embalses del Pallaresa van ganado reservas, por lo que se garantiza la explotación hidroeléctrica. Las comunidades de regantes que se suministran de los pantanos del Segre y del Ribagorçana ya preparan el inicio de la campaña de riegos con racionamiento de caudales (como avanzó Segre el 7 de enero). Por otra parte, la sequía también ha debilitado los bosques y ha favorecido la proliferación de un hongo que afecta a los bosques de la Catalunya central, la diplodia.
En el Solsonès hay más de 150 hectáreas en Navès afectadas por esta plaga que vuleve rojizos pinos y abetos hasta que mata el árbol. Según los técnicos del Centro Tecnológico Forestal de Catalunya, esta plaga tiende a extenderse al subir las temperaturas.