REPORTAJE FORMACIÓN
Un millar de monitores y 76 escuelas
Las estaciones de esquí de Lleida ocupan a más de un millar de monitores durante la temporada. Más allá de los 2.400 alumnos que reciben clases a través del programa Esport Blanc Escolar, donde el esquí es una asignatura obligatoria, miles de aficionados siguen cada semana las instrucciones de al menos 1.076 monitores de los 76 centros que hay en los complejos de la demarcación de Lleida. Detrás de las estaciones hay personas y empresas, y la nieve es el sustento y modus vivendi para muchas familias.
El turismo del esquí se ha convertido en uno de los principales recursos y atractivos turísticos de las comarcas del Pirineo de Lleida. Toda la actividad que se genera en torno a la oferta de nieve hace que este sector se haya transformado en uno de los principales motores económicos y laborales de buena parte de los municipios y las comarcas. En la estación aranesa de Baqueira Beret entre 700 y 750 monitores tienen el forfait de profesor y dan clases, ya sea de esquí alpino o de snowboard, en el medio centenar de escuelas externas que se ubican en la estación.
Mientras, los complejos gestionados por Ferrocarrils de la Generalitat (FGC): Boí Taüll, Espot y Port Ainé, congregan a más de 270 profesores y 23 escuelas. La estación de Tavascan, en el Sobirà, también tiene una treintena de monitores que instruyen a nuevos esquiadores, y en Port del Comte, en el Solsonès, son medio centenar en tres centros de formación. De esta manera, al millar de monitores de esquí hay que sumar los trabajadores de servicios a pistas, remontes, taquillas, tiendas y personal contratados en los establecimientos de restauración, refugios y hostelería, de modo que el empleo que genera el esquí supera los 2.000 puestos.
Muchos de los trabajadores no son del Pirineo y se enfrentan con la dificultad de encontrar alojamiento para la temporada por la falta de pisos y el precio de los alquileres turísticos.
Cinco centros imparten clases de esquí de fondo en el Pirineo
Jordi Rovira regenta la escuela de esquí y snowboard L’Orri, en la estación de Port Ainé. Esta será la sexta temporada en el Pallars durante la cual ha tenido que ampliar servicios para atender mejor la demanda, dijo.
Asegura que la principal problemática del Sobirà es la falta de vivienda para los monitores. “La mayoría de pisos son turísticos y los precios, demasiado elevados”. Asegura que en un año deberán doblar el número de monitores, de 20 a 40 en Port Ainé, para ofrecer un servicio de calidad y con todas las garantías, y también en la estación de Tavascan, donde se adjudicaron este año la gestión del refugio, el restaurante, el servicio de alquiler de material y la escuela de esquí.
El trabajo de monitor de esquí nórdico es “precario” y sin continuidad si hay falta de precipitaciones, asegura Imma Obiols, técnica de Tot Nórdic, que agrupa los siete complejos del Pirineo bajo un mismo paraguas. Aseguró que temporadas como la actual “provocan una precarización” tanto de los monitores como de las cinco escuelas de esquí de fondo. Añadió que a veces no es suficiente el esfuerzo de los complejos para mantener las plantillas de las escuelas de esquí de fondo.