Educación, Docentes de estos centros y de la UdL destacan el prestigio de las 101 escuelas rurales de Lleida

Lleida tiene 101 colegios rurales (sin contar con el Solsonès), de los que 28 tienen menos de 20 alumnos. Educación fija en 5 el mínimo para que sigan en activo. El departamento, docentes de estos centros y profesores de la Universitat de Lleida destacan su gran nivel y prestigio social, aunque admiten carencias, como la falta de estabilidad de las plantillas.

Las comarcas de Lleida cuentan con muchas escuelas cuyo número de alumnos no llega al de un grupo completo (al menos 20 alumnos en cada uno) de Infantil y Primaria. En las delegaciones de Educación en Lleida y el Pirineo (no incluyen el Solsonès) son 101 repartidas entre 31 Zonas Escolares Rurales (ZER). De este centenar, hay 28 que en el primer trimestre de este curso tenían menos de 20 alumnos, y algunas llevan años con un número que supera por poco los 5 que Educación fija como mínimo para que sigan en activo. Sin embargo, el departamento asegura que “no hay ninguna en peligro de cierre”.

Por el contrario, afirma que su voluntad es mantenerlas e incluso promover la reapertura de algunas que cerraron hace años y crear de nuevas en municipios con suficiente demanda. Destaca que está implantando el primer ciclo de educación Infantil (niños de uno y dos años) en estos centros para potenciarlos. Tanto el departamento, como docentes que llevan años trabajando en este tipo de escuelas y profesores de la facultad de Educación de la UdL coinciden en señalar que su nivel es incluso más alto que el de escuelas de mayor tamaño.

y que gozan de prestigio social. “Su metodología es participativa, lo que permite un aprendizaje más transversal y más competencial, que mejora el éxito educativo del alumnado”, sostiene Educación. Añade que algunas claves de “este éxito” son el trabajo en grupos multinivel y la proximidad de alumnos, docentes, familias y todo el municipio.

“Los niños se pueden desarrollar mucho más como persona, tienen más autonomía y criterio propio”. Así lo afirma Antoni Comajoan, coordinador del Secretariat de l’Escola Rural, entidad con casi 40 años de trayectoria, y director de la escuela de L’Estany y de la ZER El Moianés Llevant. Comajoan destaca que la escuela rural goza de una buena consideración social, favorecida además porque a raíz de la pandemia hay familias que se han trasladado de la ciudad a pueblos.

También remarca que los colegios están muy vinculados al municipio. “Trabajamos desde hace años por proyectos y estos están muy relacionados con el territorio”, señala, y añade que la escuela participa en la vida del municipio. Otros aspectos que resalta son la confianza entre los maestros y los alumnos y la relación entre niños de diferentes edades

Las ZER cumplen 25 años y cada año se celebran unas jornadas para darlas a conocer

Como puntos débiles, indica que numerosos centros se encuentran en edificios antiguos y la falta de estabilidad de las plantillas, ya que muchos maestros jóvenes que llegan se acaban yendo. Comajoan aboga por una formación docente específica. “Este año, por primera vez ha habido una sobre la escuela rural en la Catalunya central”, dice, y ve necesario introducirla en las facultades de Educación, donde se forman los futuros docentes. “La escuela rural goza de muy buena salud y está muy bien adaptada al siglo XXI”, concluye.

Eso sí, puntualiza que hay que conseguir la equidad con la escuela urbana en algunos aspectos, como por ejemplo las excursiones a museos y a otros equipamientos, ya que resulta muy complicado disponer de autocares, o la organización de extraescolares. Núria Llevot, Olga Bernad, Maria Paz López y Roger Marín, del departamento de Pedagogía de la Universitat de Lleida, han analizado exhaustivamente las escuelas rurales y su estudio pone de manifiesto el alto nivel de satisfacción de toda la comunidad respecto a este modelo, que cumple 25 años. Recuerdan que en un momento de su historia fueron cuestionadas y corrieron peligro, pero que desde hace años se consideran como “instituciones educativas de gran potencial”.

Remarcan que generan un gran “sentimiento de pertenencia” y de cohesión, y apuntan como carencias la infradotación, la falta de estabilidad de las plantillas y la necesidad de mejorar la formación inicial de los maestros respecto a este tipo de centros. En este sentido, cada año participan en unas jornadas, que este año se hacen en Bellcaire d’Empordà, para dar a conocer las escuelas rurales. Los alumnos de Educación Primaria Dual de la UdL que en segundo se forman en estos centros explicarán su experiencia.