A VISTA DE PUEBLO
La lucha contra la despoblación
Cabanabona, en la Noguera, ha perdido en los últimos diez años el 40% de la población, según datos del Idescat, y tiene actualmente empadronadas a 62 personas. La despoblación en las zonas rurales va más allá del abandono de los pueblos, también afecta en la calidad de vida de las personas. Los vecinos de este municipio rural han visto cómo se vaciaba el municipio y están expuestos a una pérdida de servicios básicos (sanidad, educación, alimentación), ya que el propio ayuntamiento ve mermado su presupuesto.
Además de quedarse sin vecinos, las opciones de encontrar trabajo se esfuman, lo que obliga a los más jóvenes a marcharse en busca de un empleo que en el campo no van a encontrar. Se trata de una pérdida de dinamismo económico, que lleva consigo un empobrecimiento para los que permanecen en la localidad. Un total de 149 de los 231 municipios de Lleida han perdido población, hasta 6.611 vecinos, en los últimos diez años.
El declive demográfico ha llevado a las administraciones a desarrollar iniciativas que, por un lado, eviten la fuga, y por otro, incentiven una repoblación de zonas que han visto disminuir el número de habitantes. Un ejemplo de algunas iniciativas que se han llevado a cabo en Lleida son la creación de la Comunitat de Municipis del Segrià Sec, que reúne a Almatret, Llardecans, Maials, Torrebesses y Sarroca, para impulsar proyectos turísticos, agrícolas y de patrimonio con el fin de mantener y atraer a nuevos vecinos. Se han impulsado otras para repoblar y diversificar la economía como la creación de cooperativas de viviendas en Lleida o el Ur-gell.
Resulta esencial potenciar el empleo en el ámbito rural y para ello es necesario la mejora de las conexiones, disponer de un buen ancho de banda en internet para el 100% del territorio (desde el Pirineo al llano) y cobertura móvil de última generación. La idea de fondo es impulsar proyectos que a su vez terminen generando más actividad económica a su alrededor. El acceso a la vivienda es esencial.
La mayoría de los pueblos tienen demanda de vivienda y una oferta baja, pese a que existen casas vacías, que no se alquilan ni se ofertan, o bien están abandonadas o en ruina. La Diputación destinará más de 3 millones de euros a ayudas que permitirán rehabilitar pisos en 43 pueblos de Lleida, y el Govern ha impulsado planes piloto para reutilizar viviendas rurales o crear plataformas de servicios para mayores.
“Si las casas vacías se ofertaran estarían alquiladas”
El alcalde de Cabanabona, Lluís Clotet, asegura que es necesario encontrar soluciones para el problema estructural de la vivienda.
Hay muchas casas en desuso y otras en proceso de ruina.“Crear mecanismos para incentivar, agilizar y eliminar trabas burocráticas para poder construir o rehabilitar casas es fundamental para los pueblos pequeños”. Asegura que en Cabanabona si las casas vacías actuales (una quincena de poco más de 40 en total) se ofertaran estarían aquiladas o compradas. “Debería haber una normativa que obligara a movilizar las casas vacías porque aquí hay demanda”, señala.
Asegura que el pueblo cambia radicalmente los fines de semana y por vacaciones. “Afortunadamente, mantenemos servicios (transporte, fibra óptica o piscinas) y tenemos una buena base de entidades que dinamizan mucho. Además, la proximidad con Ponts y Guissona nos sitúa en un punto estratégico entre dos comarcas”.
Clotet lamenta la limitación urbanística para construir y la burocracia para abrir negocios o construir nuevas granjas (limitación por las zepas). Apunta también que pese a la despoblación que sufren la mayoría de pueblos, en los últimos seis años han llegado seis parejas a vivir.