Apurando cada gota de agua
Coll de Nargó sufre problemas de suministro que crecen y se extienden en Lleida por la sequía
Coll de Nargó sufre una grave escasez de agua potable, que se remonta a años atrás y se ha visto acentuada desde 2022 por la sequía. Es especialmente preocupante en el núcleo de Les Masies, donde los vecinos necesitan cada año cubas para abastecerse. El caudal de las fuentes del municipio está en declive, algo que el ayuntamiento atribuye al cambio climático. Ejemplo de ello es el núcleo de Gavarra, donde apenas viven 5 familias, pero cuya población se multiplica por diez en verano. Su fuente principal se secó tiempo atrás y ahora peligra la que la sustituye. También la de Montanissell está a punto de agotarse, mientras que el pueblo de Coll de Nargó mantiene el suministro gracias a un pozo, excavado en su día como refuerzo, y que ha acabado siendo la fuente principal deabastecimiento, ya que el agua de superficie se agota. Al descenso del caudal de las fuentes de Coll de Nargó se suman desperfectos en bombeos y tuberías.
Son problemas que comparten en mayor o menor medida numerosas poblaciones del Pirineo, apartadas de las grandes redes de distribución y que dependen de sus propias captaciones en ríos, barrancos y pozos. Muchos se acogen cada año a las ayudas que la Generalitat convoca para cubas de agua y obras urgentes que garanticen el suministro. Vall de Cardós ha excavado pozos para sustituir fuentes que han dejado de manar y ha habilitado una captación en Estaon. Pueblos como el Meüll, en Castell de Mur o Puigverd o Eroles, en Tremp, también han padecido problemas con captaciones que se secan. Es algo que no solo sucede en el Pirineo. En la Segarra, el ayuntamiento de Granyanella contrató en 2022 cubas para abastecer a la Curullada.
El cierre del Canal d’Urgell el 25 de abril, el más prematuro de su historia debido a la sequía, provoca ya cuantiosas pérdidas a la agricultura y obliga a los ayuntamientos de 70 municipios del llano de Lleida a moderar el agua para usos urbanos de unos 120 núcleos que suman casi 120.000 habitantes. La comunidad de regantes ha advertido a los consistorios que mantengan reservas suficientes en sus depósitos y las administren con cuidado. Los ayuntamientos, a su vez, han empezado a aplicar medidas como reducir el riego de jardines y adquirir depósitos móviles para emergencias, como ha hecho Juneda. Los alcaldes piden al Estado directrices comunes para coordinar los esfuerzos en ahorrar agua, pero esta regulación no llega.