SEGRE

La cuenca del Segre está demasiado "tensionada" por la demanda de agua que tiene, según un experto

Antoni Palau, profesor de la UdL, dice que una sequía como la actual es normal cada siete o nueve años, "el problema es preverla para planificar la gestión"

El Doctor en Ciencias Biológicas, profesor de la UdL, Antoni Palau, en su despacho repasando datos numéricos de la cuenca del Segre.

El Doctor en Ciencias Biológicas, profesor de la UdL, Antoni Palau, en su despacho repasando datos numéricos de la cuenca del Segre.Oriol Bosch / ACN

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"Las crecidas y las sequías son consustanciales al clima mediterráneo y son imprevisibles". Así de tajante se muestra el doctor en Ciencias Biológicas y profesor en la Universidad de Lleida (UdL) Antoni Palau, que ha valorado la actual sequía en una entrevista a la ACN. Palau apunta que cada siete o nueve años tenemos dos o tres sequías, y una de estas quizás muy seca. Esta es la situación en la que nos encontramos en estos momentos y el problema que tienen los gestores del agua es poder preverla y actuar en consecuencia. La falta de reservas no se puede atribuir a la producción hidráulica, afirma Palau, que también avisa de que la cuenca del Segre está demasiado "tensionada" por la demanda que tiene por el regadío y los abastecimientos en poblaciones.

No se puede buscar un culpable a la actual situación de sequía, apunta Antoni Palau, que considera que en cierta manera todo el mundo es corresponsable. En los últimos días, los agricultores que han manifestado su indignación e impotencia por el cierre anticipado de los canales d'Urgell y Segarra-Garrigues, se ha acusado a las compañías eléctricas de haber turbinado agua de los embalses con creces y por eso ahora no habría reservas. Según Palau, esta acusación es "inverosímil" porque, por ejemplo, en el caso de la cuenca del Segre, "no sale una gota de agua de los embalses que no tenga una dirección o destino". Eso significa que las hidroeléctricas turbinan para dar luz, pero con el agua que se turbina se abastecen las demandas.

De hecho, según Palau, estas demandas "son las que mandan" y acaban determinando los kilovatios que pueden turbinar las hidroeléctricas. Todo está regulado por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que estos días también ha sido foco de críticas por parte del Govern y los regantes, a la hora de gestionar la sequía. Palau recuerda que la CHE establece los criterios basándose en comisiones de desembalse que se reúnen periódicamente con todos los actores implicados en el uso del agua de las cuencas del Ebro. Por todo, apunta que "no hay una relación simple entre producción, despilfarro o abuso".

Una cuenca "tensionada"

Los regantes también han puesto de manifiesto que no entienden el cierre de los canales si el sistema del cual se abastecen está formado por dos embalses, Oliana y Rialb, y que además, cuándo se construyó el segundo, hace 15 años, se dijo que el suministro siempre estaría garantizado. Según Palau, hay que recordar que la situación del Segre ya estaba muy "tensionada" antes de Rialb, y ahora lo sigue estando. La aportación del Segre es del orden de unos 1.000 hectómetros cúbicos al año antes de llegar a la Noguera Pallaresa, que es el río "realmente importante" de la cuenca porque es mucho más caudaloso, a pesar de ser el afluente. La demanda de agua en el eje del Segre hasta su unión con la Noguera es del mismo orden, unos 1.000 hectómetros cúbicos, y la reserva conjunta entre los dos embalses suma 500 hectómetros. Cuando entra en juego una sequía prolongada como la actual, la aportación se reduce muchísimo, apunta  Palau, ya que la demanda es prácticamente equivalente a la aportación media anual.

Para recuperar la normalidad, Palau apunta que hace falta la intervención de muchos factores inciertos. El primero es la precipitación, que de momento no acaba de llegar, y en segundo lugar garantizar una reserva mínima en los embalses de Oliana y Rialb para que cuando vuelva a llover se pueda volver a la normalidad. Esta reserva mínima se estableció a partir de un estudio que se hizo en la anterior gran sequía, la que tuvo lugar entre 2007 y 2009. Situaría el volumen entre los 150 y 160 hectómetros cúbicos, y eso supone el 30-32% de la capacidad conjunta de los dos embalses. Actualmente, las reservas están en el 13%, con 65 hectómetros, por lo tanto, tiene que llover mucho, ya que el deshielo es inapreciable. Palau sin embargo, no descarta que en junio pueda cambiar radicalmente la situación, ya que así pasó en 2008, cuándo a finales de abril había 60 hectómetros y en junio se llegó a 150 porque llovió mucho. "No pinta que pueda pasar pero no es imposible", concluye.

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