En juego la hegemonía territorial en la Diputació de Lleida

En mayo de 2019, Esquerra se impuso en Lleida a Junts per Catalunya (JxCat) en número de votos pero no de concejales. Nunca antes lo había logrado con CiU, fuerza hegemónica durante prácticamente toda la democracia en las comarcas de Ponent y el Pirineo. Los republicanos habían comenzado a ganar empuje en las elecciones generales del mes anterior. En las elecciones municipales de mayo, los herederos de CiU mantuvieron la mayoría de ediles. Sin embargo, el sorpasso de ERC sí se tradujo en una mayoría en la Diputación: pasó de 6 a 11 diputados y asumió la presidencia tras pactar un gobierno de coalición con los 9 (antes 12) de Junts. Cuatro años después, la pugna por la hegemonía en el territorio es más aguda si cabe.

Está en juego la gestión de casi 150 millones de euros de presupuesto (alrededor de un 60% se destina a los ayuntamientos) y una plantilla de medio millar de empleados, así como la designación de unos 25 cargos de confianza en el gobierno provincial.Desde hace dos mandatos, el partido judicial de Lleida, en el que residen y votan la mayoría de los leridanos, designa a 13 de los 25 diputados provinciales. Esto implica que el peso sobre todo de la capital es muy importante. De hecho, los únicos representantes del PSC o de partidos minoritarios (Cs y Comuns, en este caso) proceden de este partido judicial.

Y de la Val d’Aran, donde el escaño provincial ha oscilado en los últimos mandatos entre CDA y UA. En los otros ocho partidos judiciales, la batalla por la Diputación se circunscribe de nuevo en esta ocasión a ERC y Junts. Así las cosas, todo apunta a que Esquerra podría revalidar la mayoría (una parte del voto lo decidirá la satisfacción de los ciudadanos con el gobierno de la Generalitat, en manos únicamente de ERC desde octubre), aunque seguiría siendo insuficiente para gobernar en solitario.

Mientras, la principal incógnita es qué factura pasará la fractura de la herencia de CiU. Actualmente, el grupo de Junts en la Diputación tiene en su banco a tres diputados que no concurren a las municipales (Paco Cerdà y Jordi Llanes) o no lo hacen como alcaldables (Antoni Navinés). Dos más son de la nueva Impulsem (Jordi Latorre y Joan Gilart) y se presentan con Junts (Eloi Bergós y Rosa Maria Perelló); Rosa Pujol concurre con Pacte Local y Francesc Sabanés, con la marca blanca del PSC.

En el caso de ERC, el propio presidente de la Diputación, Joan Talarn concurre a las elecciones municipales como número 2 de ERC en Bellvís.

En el banco de Junts hay actualmente candidatos de tres partidos y tres de los 9 no optan a una alcaldía

Además del partido judicial de Lleida, los de Balaguer y Cervera designan a tres diputados cada uno y el resto, a uno. En 2019, los cinco nuevos escaños de ERC salieron de Lleida (2), Tremp, Les Borges Blanques y Sort. Los posconvergentes confían en recuperar el de Les Garrigues (a falta de saber a qué partido podría restar votos las nuevas candidaturas X Tu), que se decidió por unas pocas decenas de votos, pero en el resto hay muchas incógnitas. En cuanto a los minoritarios, está también por ver si Ciudadanos y Comuns pueden revalidar su escaño provincial. También la marca electoral del PDeCAT, Ara Pacte Local, liderada por Marc Solsona, aspira a obtener representación.

De consultorios a despoblación y financiación de los secretarios La Diputación se ha ido vaciando de competencias en las últimas décadas en la misma medida en que la Generalitat ha ido ganando atribuciones. Sin embargo, su posición como ayuntamiento de ayuntamientos ha ganado enteros en los últimos años, en que ha cubierto ámbitos como el sanitario, con un plan de inversiones en consultorios locales, o de reto demográfico, con políticas de discriminación positiva. También en la financiación de las plazas de secretario municipal en los municipios demasiado pequeños para costearse uno. En este capítulo ha doblado su aportación, que supera en el actual presupuesto los dos millones de euros.