SEGRE

A vista de pueblo

La expansión del oso y el lobo

La muerte de Cachou en Les evidenció tensiones por el crecimiento de estas especies en el Pirineo

El cadáver del oso Cachou fue hallado en el municipio de Les en abril de 2020.

El cadáver del oso Cachou fue hallado en el municipio de Les en abril de 2020.CGA

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El oso Cachou apareció envenenado en Les en 2020, un año después de protestas de ganaderos de montaña contra los daños de esta especie y del lobo, dos grandes depredadores cuya población crece y se expande en el Pirineo.

Un oso apareció muerto en una zona de difícil acceso de Les en abril de 2020. Era Cachou, considerado problemático por predaciones a rebaños en años anteriores. Una necropsia reveló que había sido envenenado y, ese mismo año, otros dos osos murieron por la acción humana: un macho tiroteado en Francia, cerca del Pallars Sobirà, y la hembra Sarousse, muerta a tiros en Huesca en una cacería.

Hay una causa judicial abierta por la muerte de Cachou y los dos investigados se presentan a las municipales. Son A. M. G., agente del área de Medio Ambiente del Conselh, y Jose Antonio Boya, exconselhèr de Territorio en el mandato anterior. Ocupan los puestos dos y tres de la lista de CDA en Les. Además, el agente se presenta a los comicios araneses por el mismo partido, como número dos en el terçon de Quate Lòcs.

El mandato municipal tras las elecciones de 2019 comenzó con protestas de ganaderos del Pirineo por predaciones de osos y lobos. Hubo manifestaciones en Llessui, Llavorsí y Aínsa (Huesca). En 2022, el cierre de la última explotación de ovejas de Farrera tras un ataque del oso motivó otra movilización. Medidas como agrupar rebaños vigilados por pastores y proteger colmenas con cables electrificados reducen en gran medida los daños de los plantígrados, pero no pueden aplicarse a ganado equino ni vacuno. En cuanto al lobo, su inclusión en la lista española de especies protegidas en 2021 coincidió con los primeros avistamientos en Aran y la Ribagorça, donde llevaban décadas desaparecidos.

La población de osos se estima en 76 en todo el Pirineo, a la espera de conocer los nacidos este año. También ha aumentado la presencia de lobos, aunque por ahora son solo machos separados de sus manadas llegados desde Francia e Italia. Desde 2019 se han identificado cuatro en el Pirineo catalán y veinte en las últimas dos décadas. La expansión de estos grandes depredadores preocupa a los ganaderos de montaña, y especialmente la del lobo, considerado mucho más voraz que el oso.

“El día que llegue el lobo hará bueno al oso”, advierte Marc Cuny, presidente Associació de Criadors del Cavall Pirinenc Català en Aran. Las predaciones son un problema añadido a las que el sector padece por la sequía y el aumento de precios de los forrajes. El proceso para confirmar un ataque y, en el mejor de los casos, obtener una indemnización es largo y difícil. “Queremos seguir adelante con la ganadería, pero ante tantas complicaciones a veces dan ganas de abandonar”, afirma.

“El problema no es la presencia del oso, sino su gestión por parte de las administraciones”, valora Marc Alonso, biólogo y miembro de la asociación ecologista Depana que reside en la Val. “La relación con los administrados no es lo bastante buena, hay que mejorar la atención a los ganaderos”, añade.

BOSSÒST

Parque de fauna y recinto para oseznos huérfanos

Bossòst acoge desde hace una década el parque de visualización de fauna pirenaica Aran Park, propiedad del Conselh y que exhibe osos en un recinto al aire libre. La silueta de un ejemplar en su logotipo es una de las pocas muestras de promoción del turismo basado en esta especie en Aran. Otro ejemplo son unos folletos sobre la vida salvaje en la Val que la administración aranesa ha publicado en su web turística Visitvaldaran.com.

Marc Alonso, pionero en organizar visitas guiadas a los hábitats del oso en Aran, considera que la administración debe asumir un papel protagonista en la promoción del turismo de fauna salvaje y del oso en particular. “Esta especie es una marca de calidad ambiental”, recalca. Cerca del núcleo zoológico de Aran Park hay un cercado para acoger y rehabilitar oseznos huérfanos sin habituarlos a la presencia humana, para liberarlos en el medio natural una vez recuperados. Se construyó en el marco del programa Piroslife.

Fuera de Aran, Isil acoge desde hace años la Casa de l’Ós, el único centro de interpretación dedicado a los plantígrados. La Fundación Oso Pardo, antiguo gestor del centro de Isil, proyecta instalar otro en Esterri d’Àneu.

EN PRIMERA PERSONA

Marc Alonso «Hay que mejorar la atención a los ganaderos»

Biólogo, miembro de la asociación ecologista Depana y pionero en organizar salidas guiadas a los hábitats del oso en aran, cree que el turismo basado en esta especie tiene mucho margen de desarrollo. “Funciona en todas partes, aran no tiene por qué ser una excepción”, afirma.

Valora que la convivencia entre ganaderos y grandes depredadores ha mejorado, pero advierte que “el conflicto no ha desaparecido” y considera que las administraciones “deben mejorar la atención a los ganaderos”. “El problema no es el oso, sino su gestión”.

Marc Cuny «Tanta dificultad a veces da ganas de abandonar»

Preside la associació de criadors del cavall Pirinenc català en aran y ha perdido tres potros en ataques del oso. El ganado equino no puede agruparse como las ovejas para protegerlo y han empezado a poner dispositivos GPS a los caballos. “No sirven para prevenir ataques, solo para localizarlos”, puntualiza.

Las predaciones se suman a problemas como el aumento de costes derivado de la sequía y el proceso de indemnización por predaciones es complejo y lento. “Queremos seguir adelante, pero tanta dificultad a veces da ganas de abandonar”.

 
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