ELECCIONES
Crecen la indiferencia y el castigo electoral: 26.883 votos menos y 9.181 nulos y en blanco
Algunos expertos señalan que se ha penalizado a los partidos soberanistas y otros, la acción de gobierno || El votante de izquierdas se desmoviliza con mayor rapidez porque es más crítico con los suyos
La indiferencia y el castigo electoral han crecido a todas luces, y no solo en Lleida, a tenor de los resultados de las elecciones, hace una semana. La participación en unas municipales desde las primeras de la democracia (1979) se había situado en las 11 citas electorales anteriores entre el 60 y el 70% y el pasado domingo cayó por primera vez por debajo del 60. Fue nueve puntos inferior a la de 2019 y se situó en el 59,49%.
Esto significa que hubo 26.883 votantes menos en Lleida, a los que cabe sumar los votos en blanco (que cuentan como votos emitidos), casi 600 más, hasta los 4.922, y los votos nulos, que se han disparado un 70% y de los 2.495 de 2019 se ha pasado a 4.259. En este caso, hay ejemplos remarcables como el de Lleida ciudad, donde los votos nulos se han multiplicado casi por cuatro (de 223 a 842) y los votos en blanco, de 393 a 1.037. En Tàrrega, en 2019 hubo 37 nulos y el pasado domingo, 153.
En Corbins, donde ERC tenía la alcaldía asegurada al ser la única lista, el primer edil electo, Jordi Verdú, recibió 418 votos, pero en paralelo hubo 45 en blanco y 57 nulos: 102 votos con mensaje para el alcalde, que durante la campaña animó a votar, aunque fuera en su contra.La abstención ha castigado especialmente a los partidos independentistas, que son los que más votos han perdido. Durante la campaña electoral, hubo una corriente en las redes sociales para “movilizar la abstención como voto de castigo”, señala la politóloga Mariona Lladonosa. A nivel de Catalunya ha habido una abstención en contra de los partidos soberanistas.
“En Lleida ciudad también, pero se le ha sumado cierto desencanto con las políticas municipales del último gobierno local”, de ERC y Junts. Dos factores más explican la caída de la participación: “Estamos ante un cambio de ciclo porque venimos de uno en que hubo una mayor movilización del voto” coincidiendo con el ‘procés’, a lo que se suma que “los electores de izquierdas se desmovilizan más rápido porque fiscalizan más a sus partidos”. Sin embargo, añade Lladonosa, “hay que hacer una reflexión porque hay una gran diferencia entre lo que imaginamos que hacemos con nuestro voto y lo que realmente ocurre.
Es decir, mi abstención beneficia al partido de signo contrario”, advierte. Albert Balada, también politólogo, defiende en cambio que la abstención, en el caso de Lleida ciudad, solo ha subido un 3% en relación a la media histórica y ha sido este año “más o menos normal”, pese a que la participación se quedó en un 51,5%. “Lo que sí se ha mostrado más claro es a quién ha castigado, que es a los partidos del gobierno”, señala Balada, que opina que no se ha penalizado al independentismo.
La no participación “ha castigado también a los comunes (que inicialmente formaron parte de la coalición), que han perdido la mitad de sus votos”. En cambio, “creo que el ‘procés’ no tiene que ver con lo local”. En Catalunya las cifras marcarían también una penalización al soberanismo, “salvo en Barcelona”.