EN JUEGO PARA LLEIDA
Luz al final del túnel
Las comarcas de Lleida y Tarragona verán cómo en los primeros meses de la nueva legislatura se da respuesta a una de sus reivindicaciones históricas. Se trata de la inauguración del reclamado túnel del Coll de Lilla, prevista para finales de este mismo año y que permitirá que el viaje entre las dos capitales de provincia sea quince minutos más corto. Esta infraestructura beneficiará no solo a las relaciones comerciales entre ambas ciudades, sino también al sector del transporte, porque comportará una reducción del consumo de combustible y de los costes de su actividad.
Esta galería forma parte del trazado de la A-27 entre Valls y Montblanc, un proyecto que ha costado más de 140 millones de euros y que ha sufrido numerosos retrasos. Las obras se retomaron en 2019, casi una década después de que se paralizaran como consecuencia de recortes presupuestarios y de que se tuviera que replantear (y encarecer) por la presencia de arcillas expansivas y pizarras en el subsuelo. Tras la puesta en servicio de este tramo de la A-27, el nuevo ministerio de Transportes deberá afrontar la última fase de la carretera, que tendrá que enlazar con la AP-2 en Montblanc y cuyo proyecto ya está en redacción.
Esta autovía no tendrá continuidad hacia las comarcas de Lleida y el Gobierno central apuesta por que los vehículos circulen por la autopista, que desde septiembre de 2021 está libre de peajes.El fin de las barreras en la AP-2 en hace casi dos años ha comportado que el tráfico en esta vía se haya casi duplicado. En el primer semestre de 2023, la autopista recibió 18.743 vehículos al día, mientras que en el mismo periodo de 2019 eran 9.601. Ayuntamientos y Diputación reclaman ahora nuevos accesos a la autopista que mejoren la conectividad de la vía.
Actualmente en la provincia solo hay cuatro enlaces (los de Soses, Lleida ciudad, Les Borges y L’Albi) y el Gobierno que surja de las urnas deberá cumplir el compromiso de construir el de Castelldans y el situado entre Tarrés y Vimbodí. No obstante, estos accesos forman parte del acuerdo que el ministerio y la Generalitat firmaron el día 7, según el cual Catalunya dispondrá de 250 millones para nuevas entradas a la autopista, entre ellas la de Castelldans.El aumento del tráfico en la AP-2 ha provocado, a su vez, una reducción de la cifra de vehiculos que circulan por la N-240, que transcurre casi paralela a la autopista. Así, esta carretera cuenta con casi un 31% menos de tráfico que hace cuatro años, según los datos del ministerio de Transportes.
Actualmente, Lleida sigue a la espera de la reivindicada duplicación de la N-240 (ver desglose).
La duplicación de la N-240, otro proyecto pendienteLa duplicación de la calzada de la N-240 entre Lleida ciudad y Les Borges Blanques es otro de los proyectos pendientes en Lleida. El ministerio de Transportes encargó en 2018 el estudio informativo que tendrá que decidir sobre el desdoblamiento de la carretera, aunque este se ha aplazado en dos ocasiones.
La primera fue para determinar qué impacto tendría el fin de los peajes en la AP-2, que disparó el tráfico en la autopista y lo redujo significativamente en la carretera nacional. Y la segunda fue para poder tener en cuenta la movilidad que generará el futuro polígono industrial de Torreblanca-Quatre Pilans que se proyecta en la capital del Segrià.Pese a que el proyecto para construir más carriles en la N-240 sigue en estudio, el ministerio desencalló a finales del año pasado las reivindicadas rotondas de Juneda, que supondrán una inversión de 3,8 millones y permitirán reforzar la seguridad vial. En 2018 también se puso en marcha el desvío obligatorio de camiones de la N-240 a la AP-2- Inicialmente se aplicó entre Les Borges y Montblanc, aunque en septiembre de 2021 se amplió hasta Lleida tras el fin del peaje.