La campaña más tórrida

La campaña ha llegado a su ecuador con el pronóstico meteorológico de más días a 40 grados la próxima semana y la pevisión política de un ambiente más caldeado a medida que avanza la cuenta atrás para el 23-J. La primera semana se ha desarrollado entre abanicos y limonadas para compensar los sofocos, pero también con una parte de los políticos centrados todavía en la resaca del 28 de mayo: había pactos pendientes para la constitución de los consells comarcals, pero también para los cartapacios de la Diputación y de los ayuntamientos surgidos de las municipales. Con los resultados de los comicios locales todavía digiriéndose, el adelanto electoral decretado por Pedro Sánchez ha obligado a improvisar la agenda para la campaña más veraniega de las 15 elecciones generales desde la reinstauración de la democracia.

El ecuador de la campaña llega también con los ánimos cambiados tras el cara a cara televisado entre los líderes de PSOE y PP. Catalunya, sin embargo, cae lejos del plató de Atresmedia. La desmovilización del voto independentista el pasado 28-M ha sido un revulsivo para que las principales formaciones de este arco, ERC y Junts, traten de animar a la participación.

El objetivo es revertir la tendencia, porque hay mucho en juego. ERC fue la principal fuerza en Lleida en las elecciones de 2019, en las que logró dos de los cuatro diputados y tres de los cuatro senadores. Un éxito para los republicanos que ahora no quieren rebajar pese a lo que señalan las encuestas.

Junts logró un escaño para cada cámara. En ambos casos deben combatir, además de la abstención, los esfuerzos de los partidos mayoritarios en el Estado por polarizar la atención del votante. Pero en Lleida “la polarización” no es real, señalan desde el independentismo.

De ahí que los partidos traten de organizar actos de proximidad: recorren las 12 comarcas y centran las actividades por la mañana o a última hora de la tarde para evitar las horas de más calor. En Junts, al margen de algún mitin, se han organizado para acudir a actos donde ya hay gente, señalan fuentes conocedoras de la campaña. También celebran encuentros de pequeño formato o sectoriales y priorizan mensajes extraídos de la agenda leridana del partido.

En cualquier caso, los candidatos son conscientes de que “hay un cansancio mental y físico de la ciudadanía” tras el último ciclo electoral. El PSC, por ejemplo, tira de sus nuevos alcaldes para visitar municipios del Pirineo y el llano. Las formaciones auguran una próxima semana más agitada, con los últimos intentos para apelar al voto de un elector desmotivado.

Aún así, la cifra récord de voto por correo (13.498 peticiones en Lleida), cercana a la de la pandemia, podría indicar una inflexión.

Las elecciones más veraniegas desde 1979Las elecciones del 23-J serán las generales más veraniegas de las 15 convocatorias que se han registrado desde las primeras democráticas, en 1979. Cinco de ellas fueron en marzo; unas en abril y tres en junio.

Las más tardías hasta ahora fueron el 26 de junio de 2016, forzadas por la disolución automática de las Cortes el mayo anterior, pasado el plazo para que los diputados electos (hubo comicios en diciembre de 2015) otorgaran la confianza a algún candidato. El resto, hasta 2019, fueron en otoño o invierno.En cuanto a la participación, la convocatoria más concurrida en unas generales en Lleida fue la primera (1979), con un 77,9% de votantes que acudieron a las urnas. En cambio, la de mayor abstención fue la de 2016 (precisamente, la de 26 de junio), con un 58,4%.

En cambio, tres años después, todavía en pleno proceso judicial por el referéndum del 1 de octubre, la participación se elevó hasta el 72,2% en Lleida, mientras que seis meses después, con un nuevo adelanto electoral, bajó de nuevo hasta el 66,28%. En las municipales del pasado 28 de mayo, fue solamente del 59,45%, la más baja.