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Lleida tiene 250 estaciones para cargar coches eléctricos y son insuficientes

Tanto conductores como fabricantes de estos vehículos ven escasa la red de carga

Albert Girona: 'Gasto 7 euros cada 200 km, menos que con un motor de combustión'.

Albert Girona: 'Gasto 7 euros cada 200 km, menos que con un motor de combustión'.C.SANS

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La compra de coches eléctricos crece en Lleida mucho más rápido que la red de electrolineras para cargar sus baterías. Hay unos 250 puntos de recarga públicos en la provincia, un número que los conductores de estos vehículos consideran insuficiente. Algunos señalan también que la red está ya obsoleta por los elevados tiempos de carga.

El vehículo eléctrico gana cada día más adeptos en las comarcas de Lleida. Su número crece y con él la necesidad de reforzar la red de electrolineras para cargar sus baterías. La provincia tiene unas 250 estaciones de recarga de uso público, una cifra que los conductores de este tipo de vehículos consideran claramente insuficiente.

Señalan que apenas alcanzan para hacer viajes largos, incluso en los principales ejes viarios; que sufren con frecuencia averías y actos vandálicos, y que parte de ellas tienen una baja potencia que se traduce en largas esperas para repostar. Timo Rausche, alemán de paso por Lleida, explica que “hemos tenido que planificar todas las paradas en nuestra ruta para no perder mucho tiempo en cargar el coche” en una red de electrolineras que ve “insuficiente y un poco obsoleta”. Montse Pérez, vecina de Gimenells, recuerda que en una ocasión su coche se quedó sin batería de camino a Zaragoza al no encontrar estaciones de carga en servicio a lo largo del trayecto.

“No me atrevería a tener un coche 100% eléctrico, no hay puntos de carga suficientes”, afirma Josep Martínez, vecino de Igualada de visita en La Seu que conduce un híbrido enchufable. Por su parte, la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones valora que las comarcas leridanas deberían tener 820 puntos de recarga al cierre del 2025, más del triple de los actuales.Estas limitaciones pueden desanimar a quienes apostaron por la movilidad eléctrica y desalentar a otros a dar el paso. Pese a que esto enfría ventas, la matriculación de eléctricos e híbridos enchufables sigue creciendo en Lleida.

En 6 años se han multiplicado por 17, al pasar de 37 matriculados en 2017 a 5.162 en 2022. En este periodo han pasado del 0,47% de las nuevas matriculaciones a un 12%. Ante las carencias de la red de carga de uso público, parte de los conductores de coche eléctrico son prosumidores: personas que producen electricidad para autoconsumo en sus casas y suministran con ella energía a sus vehículos, reduciendo así los costes que comportan.Las comarcas leridanas siguen así la tendencia de la UE, que prevé poner fin en 2035 a la venta de coches nuevos con motores de gasolina o gasóleo.

Para alcanzar este objetivo, las diferentes administraciones, desde la Comisión Europea hasta los ayuntamientos, han puesto en marcha políticas para favorecer la movilidad eléctrica, que promete terminar con las emisiones y mejorar la calidad del aire en zonas urbanas y la salud de los ciudadanos. Ejemplo de ello es que una tercera parte de las electrolineras leridanas han sido subvencionadas, y es frecuente poder cargar baterías gratis en varias de ellas. Subvenciones del fondo Next Generation de la UE incentivan la movilidad eléctrica, mediante la adquisición de vehículos o instalaciones de carga, mientras que cada vez más consistorios rebajan el impuesto de circulación a los coches sin emisiones.Los puntos de recarga están en gasolineras, pero también en restaurantes, hoteles, centros comerciales y aparcamientos públicos.

Sus promotores los consideran una oportunidad para ganar visibilidad y diferenciarse, fidelizar clientes o atraer turistas. Sin embargo, estos esfuerzos se ven empañados por el hecho de que aún no existe un mapa oficial que recoja todas las electrolineras del Estado. El Gobierno español ha empezado a elaborarlo.La movilidad eléctrica empieza a convertirse además en una nueva apuesta del sector turístico, al ser silenciosa y sin emisiones.

El Consorci Segre-Rialb trabaja en un proyecto financiado por el Next Generation que incluye un catamarán impulsado con energía solar de 50 plazas que recorrerá 8 embarcaderos en el pantano de Rialb y una pérgola fotovoltaica en Tiurana para suministrar energía a una flota de bicicletas eléctricas para uso de los turistas. La Vall de Boí, por su parte, impulsa un proyecto de movilidad sostenible financiado por la UE que incluye adquirir un bus eléctrico para transportar visitantes hasta la presa de Cavallers. También prevé la construcción de una electrolinera de gran potencia que servirá también para cargar dicho bus.

Tener un coche eléctrico quedará al alcance de pocos por el elevado precio

El investigador del CSIC Antonio Turiel ve complicada la descarbonificación de la movilidad si no se refuerza el transporte públic y la red de estaciones eléctricas

“El elevado precio de los vehículos con motor eléctrico los dejará solo al alcance de unos pocos”, afirma Antonio Turiel, investigador científico del Institut de Ciències de la Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).  Añade que el despliegue de la movilidad eléctrica, tal y como está prevista a nivel mundial, obligaría a multiplicar por 120 la actual extracción de litio para fabricar baterías, “algo que no es sostenible ni materialmente posible”, asegura. Turiel recuerda que la vida útil de las baterías obliga a cambiarlas a los 6 u 8 años, algo que muchos compradores no tienen en cuenta al momento de adoptar esta tecnología. En cuanto al futuro de los motores de combustión, que en España conforman aún el 96,3% de los 33 millones de vehículos de su parque automovilístico, el investigador asegura que “estamos entrando en un proceso de agotamiento del petróleo, que comportará graves problemas de suministro y encarecerá el precio de los combustibles”.

Por este motivo, remarca la necesidad de reforzar el transporte público, sobre todo el tren eléctrico, para fomentar la descarbonización. Así las cosas, la renovación del parque móvil por uno menos contaminante se verá también frenada por limitaciones en materiales y de suministro de chips, entre otras causas. “El coche eléctrico no tiene futuro a escala masiva, como entendemos ahora lo que es tener un coche.

Tiene sentido en un modelo de propiedad o de uso compartido”, opina. El investigador asegura que la infraestructura eléctrica de puntos de recarga que haría falta para mantener un parque automovilístico eléctrico de la misma envergadura que el actual no es posible en un futuro cercano y con los medios actuales, por lo que el vehículo eléctrico seguirá sin ser una opción viable para hacer largos desplazamientos, tanto por los elevados tiempos de carga que precisa como por las autonomías reales que ofrece en carretera.“Son muchas las dificultades a las que tenemos que hacer frente para que esto pueda funcionar”, explica Turiel, que recuerda que en países como Estados Unidos ya analizan medidas como racionalizar el transporte, entre otras. Lleida tiene más puntos de carga por población que los que tiene España, pero menos que Europa.

Lleida tiene más puntos de carga por población que en España pero menos que en Europa

Por su número de habitantes y las electrolineras que hay en funcionamiento, las comarcas leridanas tienen un 50% más de puntos de carga que la media estatal, pero un 50% menos que la europea, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). La misma entidad afirma que el objetivo es que Lleida alcance los 820 puntos de recarga al cierre del 2025 y los 5.901 en 2035, una cifra que multiplicaría varias veces la envergadura de la infraestructura eléctrica actual y que supondría una demanda energética mucho mayor. Por otra parte, la concentración de las electrolineras en las comarcas leridanas no responde únicamente a criterios de densidad de población.

Las del Pirineo, que son las zonas menos pobladas, son las que más puntos de carga de acceso público tienen, con la Val d’Aran al frente. Esto es debido a que estas zonas son a su vez las que reciben más turismo. En otro orden, la normativa que obliga a instalar puntos de carga en espacios de acceso público dependiendo de sus plazas de aparcamiento así como en estaciones de servicio según el combustible que vendan se está aplicando con cierto retraso.

Más de 800 estaciones de servicio españolas no disponen aún de ellos, según publicó el pasado lunes El Periódico. Las petrolíferas denuncian que no han podido instalarlas a tiempo al no tener acceso a la red eléctrica por falta de permisos administrativos. La Associació Alba de Tàrrega, entidad que trabaja con personas con especiales dificultades, cuenta desde el año pasado con dos vehículos 100% eléctricos de propiedad: un coche y una furgoneta con 9 plazas, y un tercer coche eléctrico en el marco de un proyecto piloto con Som Mobilitat, que trabaja para poner en marcha una aplicación para que entidades y personas compartan vehículos de estas características en el territorio y paguen por horas.

Alba de Tàrrega ahorra 6.000 euros al año en combustible

Utiliza dos vehículos 100% eléctricos para las rutas y prevé modernizar toda la flota con estos motores menos contaminantes

Núria Castellà, adjunta a dirección de Alba, explica que hace un año y medio que compraron dos vehículos eléctricos, en el marco del plan de transición energética aprobado por la entidad, y que contempla diferentes acciones para una mayor sostenibilidad. Entre ellas destacan la instalación de placas solares y el cambio progresivo de la flota de vehículos apostando por eléctricos. En cuanto a las ventajas, la principal para Castellà es el ahorro en combustible.

En este sentido, afirmó que “con los dos vehículos conseguimos ahorrar unos 6.000 euros anuales a la vez que favorecemos el medio ambiente y la sostenibilidad”. A pesar de ello, también hay inconvenientes como “la poca autonomía, la necesidad de planificarse mucho más los desplazamientos más largos y la falta de puntos de carga o que en algunos sitios, como zonas de Barcelona, estos están muy saturados e incluso hay que hacer cola”. Para Castellà, los vehículos eléctricos son ideales para trayectos cortos, por lo que para las rutas habituales que hacen desde la entidad son perfectos, como pueden ser trayectos de Tàrrega a Cervera, Agramunt, Verdú o incluso a Lleida.

Preparan ahora cursos para que todos los profesionales que trabajan en la entidad puedan utilizarlos, ya que el objetivo es que en los próximos años toda la flota de la entidad sea eléctrica.

En primera persona

«No me atreviría todavía a tenir un coche ciento por ciento eléctrico»

Josep Martínez hace justo una semana que dio el paso y se compró un coche híbrido enchufable, que dispone tanto de un motor de combustión como de uno eléctrico. Los alterna para maximizar la autonomía, priorizando siempre el consumo de electricidad.

Su primera carga la hizo en la estación que la compañía Peusa tiene en el paseo Joan Brudieu de La Seu. No dispone aún en su casa del sistema para cargar las baterías y tampoco había precisado hacerlo hasta entonces. Considera que “no hay aún suficientes puntos de recarga en la vía pública, por lo que descarté comprar un vehículo exclusivamente eléctrico”.

“Con el sistema híbrido, la conducción urbana maximiza la autonomía del coche, pero en carretera no es así y he comprobado que en el trayecto desde Barcelona hay pocas opciones para cargar”, afirma Martínez. “La idea del coche eléctrico suena bien para ciudades grandes y preparadas para ello, para el resto el combustible sigue siendo mejor”, opina.

«Gasto 7 euros cada 200 km, menos que con un motor de combustión»

Albert Girona es vecino de Barcelona y conduce un vehículo eléctrico de la marca Tesla. Esta semana se encontraba de paso por La Seu d’Urgell, donde tuvo que parar para poder recargar su vehículo en la estación de carga rápida que Tesla instaló el 2018 en la ciudad. Fue la primera de esta compañía en el Pirineo. Este conductor considera que “cada vez hay más puntos para repostar, pero son aún insuficientes”.

“Necesitamos más para poder conducir tranquilos, ya que cuando tengo que viajar debo planificar muy bien”, explica, y añade que “hoy sé que debo parar aquí porque voy a Andorra, que no dispone aún de puntos de carga rápidos para vehículos Tesla”. A pesar de esta incomodidad, Girona tiene claro que “hace apenas un año que lo tengo y no lo cambiaría, es muy silencioso y cómodo”. El incremento del precio de la electricidad no le resulta un inconveniente, ya que “ve peor el precio de la gasolina”. “Calculo que gasto 7 euros cada 200 kilómetros”, concluye.

«La red de carga es insuficiente y ya obsoleta comparada con la alemana»

Timo Rausche y su familia son de Alemania y cruzan estos días la península con su coche eléctrico. Hicieron parada en Lleida en busca de una de las pocas estaciones de energía denominadas ultrarrápidas que hay en la zona.

Ofrecen una potencia de hasta 150kW, lo que reduce los tiempos de recarga en los vehículos preparados para usarlas. Rausche afirma que la infraestructura eléctrica en España es “insuficiente e incluso ya un poco obsoleta”. La compara con la de su país, donde casi todas las gasolineras disponen ya de estaciones ultrarrápidas.

“Los coches más nuevos ya manejan estas potencias, y una red de suministro eléctrico moderna facilita la adopción de esta nueva tecnología”, explica Rausche, que añade que “nos hemos visto obligados a planificar todas las paradas en nuestra ruta para no perder mucho tiempo en cargar el coche”.

«Es muy rentable si puedes cargarlo en casa y además contimas menos»

Hace 18 meses que Montse Pérez dio el paso y se compró un coche eléctrico. Lo usa sobre todo para conducir entre Gimenells y Lleida. “Estoy encantada con esta tecnología, aunque supuso una fuerte inversión de dinero y de tiempo al principio”, afirma Pérez, que actualmente dispone de un sistema de placas solares y un acumulador de energía en su casa con los que puede cargar su vehículo sin coste añadido. “Hicimos el cambio por conciencia ecológica, aunque la red de carga pública es aún flojilla”, lamenta. En este sentido, Pérez recomienda adquirir un coche eléctrico siempre y cuando no sea el único del que uno disponga.

“No está hecho para ir con prisas, requiere de planificación”, asegura, y señala como ejemplo una vez que se quedó sin batería de camino a Zaragoza al no haber electrolineras en el camino.

El hidrógeno verde, una opción que aún no despega en Lleida

Los nuevos avances para producir hidrógeno verde con energías renovables han posicionado este combustible como una alternativa a las baterías de litio. En Lleida, subvenciones denegadas e incertidumbre sobre el futuro han frenado proyectos con esta tecnología.

En Alcarràs estaba prevista una estación de servicio para vehículos impulsados con hidrógeno, pero quedó descartada al quedar excluida de ayudas europeas administradas por el Estado. Por otra parte, las compañías Atlas y Alier estudian construir una planta para obtener hidrógeno verde en Rosselló, y construir en una segunda etapa una estación de servicio para venderlo en Torrefarrera.

Cargadores averiados y largos tiempos de espera para cargar baterías en puntos que ofrecen potencias bajas son algunos de los principales motivos que desaniman la adopción de esta tecnología de movilidad más sostenible

Cargadores averiados y largos tiempos de espera para cargar baterías en puntos que ofrecen potencias bajas son algunos de los principales motivos que desaniman la adopción de esta tecnología de movilidad más sostenible

Una trabajadora de Alba cargando uno de los nuevos coches.

Una trabajadora de Alba cargando uno de los nuevos coches.Associació Alba

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