SEGRE

LEY DE LA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Perdonan una deuda de 38.000 euros a un vecino de Verdú

Después de un retraso en el pago de la hipoteca la entidad bancaria no quiso renegociar y la deuda se fue acumulando hasta no poder asumir el pago y perder su vivienda

Imagen de archivo del juzgado de Cervera.Google Maps.

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Cervera

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El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Cervera ha perdonado una deuda que ascendía a 37.454,98 euros a un vecino de Verdú derivada del impago de la hipoteca de la que era su vivienda habitual, tras enviudar teniendo a su cargo a dos hijos menores de edad. 

Los hechos se remontan al año 2013 cuando la mujer de la vícitma falleció tras una severa enfermedad. Entonces él tenía 31 años y desde los 19 años habían estado pagado puntualmente las correspondientes cuotas de la hipoteca de un piso en Hospitalet de Llobregat, donde vivían en aquella época, pero al fallecer su mujer decidió ir a vivir a Tarragona con sus dos hijos pequeños, quedándose a vivir en el piso su hermana, quien se comprometió a pagar la hipoteca".

A los pocos meses, la hermana se retrasó por tan sólo unos meses en el pago de las cuotas de la citada hipoteca, lo que generó una sanción por parte del banco. "En ese momento, nadie nos avisó de la situación y al mes siguiente, cuando se hizo el pago, se cubrió la penalización, pero no las cuotas, generándose de este modo una bola de deuda que sin ser conscientes se fue haciendo más grande", lamenta el afectado. 

Cuando la entidad bancaria se puso en contacto con él, le comunicó que debía más de 1.000 euros a lo que había que sumar la obligación de pagar las respectivas cuotas mensuales. "Eso, sumado a la situación por la que estaba pasando y que la prioridad era que mis hijos tuvieran de comer, hizo que no pudiera hacer frente a las obligaciones que tenía respecto a la hipoteca", explica. 

"Todo ello hizo que nuestro cliente estuviera en una situación límite, ya que entre la sanción y la hipoteca debía al banco unos 170.000 euros", explican desde Bergadà Asociados, quienes se han hecho cargo del caso.

En el 2015, mediante un procedimiento de ejecución hipotecaria, se subastaron tanto el piso del hombre como el de sus suegros, que estaba como aval, pero para cubrir la deuda todavía quedaban más de 30.000 euros. "Además, tampoco pude vender mi piso por el precio por el cual lo habíamos comprado, ya que al estallar la burbuja inmobiliaria los precios bajaron mucho y no me daban ni la mitad de lo que nos había costado", cuenta el afectado.

Asimismo, añade que "pese haber pagado tantos años regularmente la hipoteca, el banco no empatizó ni conmigo, ni con mi familia, ni con mi duelo. No fue comprensivo con la situación por la que estaba pasando y más a sabiendas que tan sólo habían sido unos meses de retraso y que éste no se me había comunicado".

Debido a la pandemia el procedimiento se alargó hasta hace unas semanas, cuando la jueza de Cervera emitió el correspondiente auto en el cual le exoneraba del pasivo insatisfecho.

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