La Vall d'Àger, elegida como uno de los mejores lugares para volar en parapente
Los usuarios de Aladinia.com seleccionan sus paisajes preferidos para descubrir a vista de pájaro
Volar es uno de los más antiguos deseos del hombre. Ver como infinidad de pájaros de todos los tamaños, pequeños insectos como las mariposas y las moscas pueden hacerlo y que el hombre tenga esa limitación nunca se ha asimilado del todo. Es verdad que la inteligencia que tiene el ser humano ha permitido cumplir ese viejo deseo con ayuda de instrumentos creados por la mente y la habilidad humana. Pero, naturalmente, no es lo mismo volar a bordo de un avión de 80 toneladas que hacerlo con ayuda de una simple tela como ocurre con el paracaidismo o el parapente. Curiosamente, el parapente surgió a finales del siglo XX gracias a unos montañistas que querían descender de las montañas con la ayuda de un paracaídas. De su idea nació un nuevo deporte que cada vez cuenta con más seguidores.
Una cierta sensación de ingravidez, moverse al ritmo de las corrientes de aire, hacer que el cuerpo adopte posturas insólitas y, sobre todo, disfrutar desde el aire de cambiantes paisajes que tienen un aspecto diferente desde la altura es una experiencia extraordinaria. Todo ello parecía destinado solo para los más audaces y aventureros. Sin embargo hoy está al alcance de cualquiera, hombres y mujeres, niños y ancianos, incluso personas con alguna discapacidad gracias a que la mayoría de los vuelos en parapente que se comercializan son en tandem, vuelos biplaza con un experto monitor al lado que se encarga de que todo funcione bien y sin ningún riesgo.
La experiencia de volar en parapente es similar en todas partes, con pequeñas diferencias en función de la dirección del viento, la altura desde se inicie el salto o el lugar de aterrizaje. La auténtica diferencia está en el paisaje que se contemple desde lo alto. Por ello, la web en regalos experiencias www.aladinia.com ha pedido a sus usuarios que seleccionen los mejores lugares para disfrutar de esta experiencia y la Vall d'Àger, en Lleida, ha sido uno de ellos.
Y es que en Lleida se encuentran algunos de los más bellos paisajes que se pueden apreciar desde el aire, como son el Vall d'Àger, el Congost de Mont-rebei, el Pantano de Canyelles y de Camarasa o el llano de Lleida. El Congost de Mont-rebei es una joya de la naturaleza, con una extensión 600 hectáreas y con unas paredes verticales de más de 500 metros de altura que separan las provincias de Lleida y Huesca se trata de uno de los espacios naturales más singulares del Prepirineo. Además, es el único gran desfiladero que no tiene ningún tipo de infraestructura.
Por ejemplo, la empresa Agerair Parapent propone tres tipos de vuelo según lo que se busque: el vuelo Experiencia se hace a primera hora, dura unos 10 minutos de descenso en parapente biplaza desde la sierra del Montsec, y se realiza en ausencia de corrientes ascendentes; el Aventura, que es el preferido por su duración (alrededor de 20 minutos), intensidad e inigualables vistas; y el Emoción, que es para los más atrevidos, con maniobras acrobáticas con las que sentir aceleración, fuerza centrífuga al máximo, caída libre y mucha velocidad, en definitiva, una buena dosis de adrenalina. Los precios varían según el tipo de vuelo elegido pero parten de 90 euros.
La Vall d'Àger ha competido con lugares como Sopelana (Vizcaya) , Palomaret (Agost, Alicante), La Sierra de Grazalema (Cádiz) y Montellano (Sevilla) o Benasque y Castejón de Sos (Huesca).