El aceite más tradicional, en Llimiana

El molino de aceite de Llimiana, en el Pallars Jussà, es uno de los últimos en funcionamiento de toda Catalunya que mantiene el sistema ancestral de molturar las aceitunas con ruedas de piedra. Posteriormente, la masa se distribuye entre los esportons -capazos redondos totalmente planos, que en las comarcas del llano de Lleida son conocidos como esportins- y se van apilando en una vagoneta que después los traslada a una prensa hidráulica para que los estruje. El aceite que va saliendo va a parar a través de una conducción y mezclado con agua a un pequeño depósito, donde una vez completada la decantación (el aceite flota sobre el agua), es recogido manualmente.

Sergi Puig, el encargado de este molino de titularidad municipal, señala que solo tiene constancia de otro similar que sigue en activo en la localidad tarraconense de El Perelló. Explica que en el proceso de molturación y prensado “se trabaja siempre en frío” y que en el amasado de la pasta resultante del paso de las aceitunas por las ruedas de piedra solo se alcanzan los 20 grados de temperatura. Además, indica que el proceso comporta menos fricción que en las instalaciones más modernas. 

Puig destaca que el aceite producido de esta forma “es más denso”. “Si lo pones a freír en una sartén ves como aumenta su volumen”, dice para ilustrar lo que supone esta característica. Cada prensada puede asumir un máximo de unos 550 kilos de aceitunas. Todo el proceso, desde que estas se vierten hasta que se recoge el aceite, dura unas tres horas.

Puig detalla que los clientes son vecinos de Llimiana y de municipios de todo el Pallars o incluso de Àger. “Son personas que recolectan aceitunas para su autoconsumo y valoran que el aceite se elabore de esta forma tan tradicional”, afirma. Cada cliente tiene la garantía que de que tendrá el aceite producido por sus olivas. Eso sí, también deben trabajar, ya que tienen que limpiar los esportons. 

Puig subraya su fidelidad, ya que este año han vuelto a acudir después de que en los dos anteriores el molino no funcionara al haber poca cosecha. “Es un servicio que se presta no para ganar dinero, porque el ayuntamiento no obtiene ningún beneficio, sino todo lo contrario; es para los vecinos y la gente de la comarca”, concluye.