LLEIDA
Dan la pensión de viudedad a una leridana divorciada por ser víctima de malos tratos
El TSJC aplica la perspectiva de género a pesar de que la Seguridad Social la había denegado
Considera probado que sufrió insultos, humillaciones y violencia física antes de finalizar la relación
El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya reconoce el derecho de una leridana a percibir la pensión de viudedad de su exmarido fallecido por ser víctima de violencia de género. La sentencia confirma así la decisión tomada en primera instancia por el Juzgado de lo Social 2 de Lleida, que reconoció la prestación a la demandante, y rechaza el recurso presentado por el Instituto Nacional de la Seguridad Social y la Tesorería General de la Seguridad Social, que alegaba que la mujer no tenía este derecho.
Según la sentencia, que puede ser recurrida al Supremo, la pareja contrajo matrimonio en 2001 y tuvieron dos hijos. En 2019, el juzgado dictó sentencia de divorcio sin pensión compensatoria para ella. Ese año la mujer presentó una denuncia ante los Mossos d’Esquadra en la que hizo constar que durante la relación con su exmarido la trataba “de forma denigrante, la menospreciaba y la insultaba”.
Asimismo, denunció que el hecho más grave fue en 2014, cuando su aún marido la había agredido propinándole un puñetazo en el ojo por lo que necesitó ser atendida en urgencias, aunque ella en ese momento dijo que había sido un accidente.
La denuncia dio lugar a diligencias de investigación por parte del Juzgado de violencia sobre la Mujer de Lleida, que sobreseyó la denuncia por prescripción.
El hombre falleció en 2021. En su fallo, el TSJC afirma que en estos casos los tribunales deben aplicar la perspectiva de género y que la Ley de Seguridad Social reconoce el derecho de las mujeres a la pensión de viudedad pese a no tener una prestación compensatoria tras el divorcio si han acreditado su condición de víctima de violencia de género, como considera que es el caso de la leridana. Sobre si denunció años más tarde, recuerda la “especial vulnerabilidad de las víctimas” de maltrato “para comprender el grado de dolor y sufrimiento” y huir de “estereotipos de género”.