LA OPINIÓN DE LOS MAYORES
El sigiloso voto del anciano
La tercera edad se muestra reacia a explicar sus preocupaciones y a mostrar sus preferencias de voto político mientras sufre las deficiencias de la red de sanidad y la escasez de sus pensiones
De las elecciones no te voy a decir nada”, “son todos iguales”, “a la gente mayor no nos hacen caso”, responden los mayores leridanos, los pocos que se animan a hacerlo, cuando se les pregunta por su inquietudes y por sus preferencias ante las elecciones del próximo 12 de mayo.
El discurso, en el que muchos piden anonimato, flota sobre un rumor de mar, de marejada incluso para los partidos, ya que todo apunta a que replican los patrones que revelan encuestas como la última del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas): los mayores de 65 años son los que presentan cotas de participación más alevadas , puesto que cuatro de cada cinco tenían decidido ir a votar antes de comenzar la campaña, pero son, al mismo tiempo, los que ofrecen ratios de indecisión y de ocultación más elevados, con uno de cada seis dice que todavía no ha decidido qué papeleta elegirá y tasas que duplican con creces la media (6,7% a partir de los 75) en la negativa a explicar cuál será. Su desconfianza frente a la oferta política se hace patente en sus bajos niveles de identificación con los candidatos y sus programas. Y ahí, como ocurre entre los jóvenes, tiene un peso decisivo la imagen que proyecta la política.“Me preocupa mucho que los políticos no se entiendan entre ellos. No hacen piña, no se juntan. Las cosas tendrán remedio, pero solo van a sacarse sus puntos flacos”, diagnostica Victoria, jubilada tras haberse ganado la vida confeccionando cortinas. “Tuve suerte. Antes se encargaban para ponerlas en las casas. Ahora vienen hechas”, rememora.“Los veo iguales a todos”, señala otro jubilado que ve pasar la mañana en la plaza Sant Joan y que declina dar su nombre. “Es todo muy difícil y nadie me dice cómo va a arreglar nada, porque es muy complicado”, lamenta, al tiempo que apostilla: “si se matan por entrar en los gobiernos es porque algo le deben ver”.Su principal queja se centra en el encarecimiento del coste de la vida, un 17% en tres años, un 3,2% en el último según el INE (Instituto Nacional de Estadística), un foco de preocupación general entre los mayores junto con la baja cuantía de las pensiones.“Trabajé 48 años y no llego a mil euros por paga, llego a los mil mensuales si se suman las catorce”, narra con un punto de acomodo: “antes era peor. No se cobraba nada”.“Cobramos más bien poco”, expone Francisca Pérez, cuya pensión suma 1.200 euros mensuales con la de su marido afectado por Alzheimer. “Como cayó enfermo nos dan 180 euros más. Es una m...”. Pagan el alquiler del piso, de 500 euros mensuales, gracias a una ayuda municipal. “Gracias a eso vamos respirando”, cuenta.Para José Luis Navarro, el retraso de más de quince años en la construcción de la nueva estación de autobuses resulta ser un paradigma de la credibildad de unas administraciones que le ofrecen “promesas y nada de nada”, aunque sí valora positivamente las últimas subidas de las pensiones. “Los precios se han comido tres veces la subida de las pensiones”, anota Ramón Morillo, indepe pero más que crítico con la virtual rehabilitación del expresident Carles Puigdemont con la ley de Amnistía y tanto o más con la escasa renovación de la clase política: “no se van ni con agua hirviendo”.El otro foco principal de quejas está en la sanidad. “A los mayores no nos atienden, y si vas a Urgencias se enfadan”, explica Victoria. “Han conseguido que tenga estrés”, anota José Luis, que relata cómo “cuando vas al CAP te envían a Urgencias y tu médico no te atiende nunca”. “¿La solución? Han de ponerla ellos. Nosotros denunciamos el problema”, concluye
90.000 mayores y 40.000 jubilados, 16.600 viudas y 14.000 pensiones
En Lleida vivían al cierre de 2023 un total de 89.996 personas mayores de 65 años que suponen una quinta parte del censo (19,96%). Sin embargo, en la provincia de Lleida solo hay 39.488 pensiones de jubilación en vigor, lo que indica que no las reciben entre la mitad y dos tercios de los mayores, mujeres en la mayoría de los casos por no haber cotizado (trabajaran o no) o haberlo hecho en bajas cuantías. Paralelamente, en la demarcación hay vigentes 14.024 pensiones de viudedad, en este caso dependientes de la carrera laboral de la pareja fallecida, para una cifra netamente superior de viudas: 16.623, y no todas necesariamente de más de 65 años ya que más de 6.500 tienen personas a su cargo. Las cifras ponen sobre la mesa algunas carencias en la aplicación local del sistema de protección social de los mayores.