TÀRREGA
Dos urbanos salvan la vida a una niña de siete meses que se ahogaba en Tàrrega
Un agente le hizo la maniobra de Heimlich y la niña volvió a respirar tras expulsar un trozo de patata con el que se había atragantado
La familia se muestra “muy agradecida” por la actuación de la patrulla
Francesc Jové y Xavi Campistó se han convertido en dos héroes sin capa en Tàrrega. Explican que tan solo cumplieron con su obligación y con su deber, pero su rápida actuación permitió salvar la vida a una niña de siete meses, Samantha, que se estaba ahogando la noche del lunes. Los hechos ocurrieron en la calle Josep Maria Folch i Torres sobre las 23.45 horas. Los agentes estaban realizando un servicio ordinario y se encontraron en la calle con un grupo de personas con una niña de tan solo unos meses en brazos dispuestos a llevarla en coche al CAP. Viendo que la niña se había atragantado sin poder respirar y que podía morir durante el traslado, uno de los agentes optó por practicarle enseguida la maniobra de Heimlich hasta que, al cabo de algunas compresiones abdominales, la niña expulsó un trozo de patata que le taponaba la garganta y volvió a respirar. Cuando llegó la ambulancia, al cabo de unos 10 minutos, la niña ya estaba estable y respiraba con normalidad. Sin embargo, fue trasladada al hospital Arnau para hacerle una exploración y comprobar que no tenía más restos de comida en el cuello. Al cabo de pocas horas se encontraba completamente recuperada y en la madrugada ya recibió el alta.
Sergio Felipe, padre de Samantha, se mostró “muy agradecido” con la actuación policial ya que “los agentes nos ayudaron enseguida”. Felipe explicó que “vi la niña morada, le puse el dedo pequeño de la mano a la boca pero no conseguí sacar nada, no sabía qué hacer, me bloqueé, y eso que tengo estudios de medicina”. “Cuando ya estábamos en el coche para ir al CAP, vimos una patrulla de la Policia Local, les paramos y les pedimos por favor que nos ayudaran”, apuntó. Felipe añadió que “entregué a la niña a un agente que le práctico la maniobra de Heimlich y enseguida empezó a llorar de nuevo, tenía una patata atascada en la garganta y le impedía respirar”.
“Ayudar a la gente es lo que nos gusta más de nuestro trabajo”
Jové y Campistó se mostraron “muy satisfechos” porque “todo ha salido bien”. Aseguraron que “ayudar a la gente es precisamente lo que nos gusta más de nuestro trabajo”. Jové, que fue el que hizo la maniobra de Heimlich a la niña, explicó que “el padre me la entregó y en medio de la calle empecé las compresiones, primero con los dedos pero después con la mano vigilando de no hacerle daño, la niña estaba como inconsciente y empezó a sacar saliva y al poco rato a llorar, era un llanto intermitente, por lo que continué hasta que fue seguido”. Jové reconoció que “cuando vi a la niña en la ambulancia, al abuelo se le escaparon unas lágrimas y me emocioné pensando en mis hijos, hasta entonces había actuado con la cabeza fría, nunca había vivido una situación así”.