Los cuidados, mejor en casa

El envejecimiento de la población es el gran reto demográfico y social que debemos afrontar como sociedad, y la atención a la dependencia necesita de las mejores soluciones. El papel de la atención primaria para garantizar una buena calidad de vida a estas personas es incuestionable, si bien a veces tienen dificultades para acudir a las consultas médicas no siempre son viables, especialmente en zonas rurales. 

Desde hace catorce años, un equipo de profesionales del Centro de Atención Primaria (CAP) de Artesa de Segre prioriza una atención que se centra en la persona, en respetar su autonomía y tienen en cuenta las necesidades propias como las de su entorno. Hacen visitas domiciliarias adaptadas a los mayores que no pueden desplazarse al centro sanitario. Actualmente el equipo de Artesa de Segre trata en su casa anualmente entre 70 y 80 usuarios del Área Básica de Salud, que tiene una población asignada de 4.200 personas. De estas, el 23% tienen más de 65 años y el 13% más de 75 años. La mayoría oscilan entre los 70 y 90 años, aunque los que superan los 90 años son los que gozan de mejor salud. 

Artesa de Segre tiene hasta 20 núcleos de población, a los que se suman también los municipios de Vilanova de Meià, Foradada y Alòs de Balaguer. En este contexto, se hacen necesarios los servicios de atención a domicilio, tanto para las personas dependientes como para las familias. En ocasiones, solo con pequeños cambios en la vida de las personas o ayudarlas con tareas cotidianas para que puedan seguir viviendo en su casa evitan la mayoría de las visitas a urgencias e ingresos cortos, además de conseguir más seguridad para los pacientes.

La principal problemática con la que se encuentran estos profesionales sanitarios de Artesa (dos enfermeras, una médica, un auxiliar de enfermería y el apoyo semanal del trabajador social) es que el área geográfica asignada al CAP tiene una población diseminada y dispersa. “Hay personas mayores que viven en pueblos, masías, alejadas del centro médico, pacientes con patologías oncológicas, demencias, enfermedades degenerativas o polimedicados que no quieren dejar su domicilio. 

Este es un factor relevante en zonas rurales. El domicilio es el entorno habitual, vinculado a la intimidad y la calidad de vida”, apuntó la directora del Área Básica de Artesa de Segre, Pepi Estany. “La alternativa es la atención domiciliaria (Atdom), el programa diseñado para los que requieren de manera puntual o prolongada una asistencia médica y enfermera en el hogar, sea porque tienen una edad avanzada, dificultades de movilidad, necesidad continuada de cuidados o que viven solos”, dijo Estany.

Tres veces por semana (lunes, miércoles y viernes) dos enfermeras hacen las visitas a los pacientes, siempre coordinadas con el médico y trabajadora social para comentar los cambios o la necesidad de visita médica. Se llevan a cabo una treintena de visitas anuales para cada paciente, “entre las que se incluyen visitas para curas, tratamientos, seguimiento de las enfermedades y apoyo a la familia”. “Las urgencias cayeron en picado desde la implantación del programa domiciliario. No necesitan llamar de urgencia porque saben que les visitaremos a lo largo de la semana”. 

Ahora, según el estado del paciente, el médico puede avisar que requiere una visita diaria o atención más personalizada y así se salva el paso de ir a urgencias, permaneciendo en casa con su día a día. Se espera que el grupo de población que más aumente en Catalunya hasta 2030 es el de las personas mayores de 65 años, cuyo número se prevé que sea un 20% superior al actual, con un mayor crecimiento en los hombres que en las mujeres. 

Para dar respuesta a las necesidades de este colectivo de personas, que presentan en muchos casos múltiples patologías crónicas, situaciones de discapacidad y dependencia, el rol de la medicina a domicilio es clave, ya que puede ayudar a promover su autonomía.