El Pou de Gel se desborda

Se trata de una estructura única. Estamos ante una construcción del siglo XVII tal y como se construía entonces. No se ha tocado”, explica Idoya Moreno, responsable de la Oficina de Turismo de Fraga, sobre el Pou de Gel, la monumental cavidad de sillería de diez metros de profundidad y 8,5 de diámetro construida entre 1615 y 1616 para abastecer de hielo a la ciudad, que en esa época tenía 2.500 habitantes.

Construido a propuesta del concejo y financiado con aportaciones vecinales, tenía capacidad para almacenar 544 toneladas de hielo en capas compactadas, separadas por paja para evitar su fusión y que se iban reponiendo. “Intentaban que durara lo máximo posible”, señala Moreno. ¿Y de dónde se sacaba el hielo en una ciudad situada a solo 118 metros de altitud? De noviembre a mayo una parte salía del Cinca, por el que circulaban témpanos, y otra de un sistema de balsas alimentadas por acequias en las que el agua se escarchaba. Los cien años escasos de funcionamiento del pozo coinciden con la llamada pequeña edad de hielo, una especie de glaciación que tuvo uno de sus mínimos en 1650.

La explotación del pozo, situado fuera de las murallas y junto a una de las cinco puertas de la ciudad, se concedía en arriendo, aunque con una limitación para el negocio: se cobraba el hielo para conservar alimentos pero no el que pedían las casas de socorro. “Es un antiinflamatorio natural que aseguraba la atención médica inmediata”, anota Moreno.“Lo más característico es el tamaño, no los hay tan grandes”, añade. También lo era el brazo cilíndrico por el que se vertía el hielo, que ahora ha servido de base para el acceso al pozo, declarado BIC (Bien de Interés Cultural) en 2021.