Los incendios forestales disminuyen un 65% en 2024: los expertos de Lleida lo explican
La llegada de julio trae consigo un calor extremo que suele incrementar la incidencia de incendios forestales. Sin embargo, el primer semestre de 2024 ha mostrado una notable reducción en comparación con el año anterior. Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica, hasta el 16 de junio de este año, se han registrado 20.554 hectáreas calcinadas, lo que representa un 65,1% menos que en el mismo periodo de 2023. A pesar de estas cifras alentadoras, expertos instan a la cautela y advierten que el cambio climático prolonga cada vez más los periodos de riesgo.
Este primer semestre de 2024 se posiciona como el quinto con menos hectáreas quemadas en la última década (2014-2024). Comparativamente, en 2016 se quemaron 8.648 hectáreas, en 2018 fueron 9.497 hectáreas, en 2020 se alcanzaron 17.146 hectáreas y en 2015 la cifra fue de 19.064 hectáreas calcinadas. Por el contrario, los años 2023 y 2022 tuvieron los peores registros con 58.979 y 48.229 hectáreas quemadas, respectivamente.
En cuanto a los grandes incendios forestales (GIF), aquellos que superan las 500 hectáreas, este año se han contabilizado 5 GIF, una cifra que se alinea con la media de la última década, pero significativamente inferior a los 15 GIF registrados en el primer semestre de 2023. Además, el número total de siniestros en los primeros seis meses de 2024 ha sido de 2.590, en comparación con los 4.629 de 2023 y los 4.471 de la media decadal.
Víctor Resco, profesor de ingeniería forestal de la Universidad de Lleida, destaca que estos datos confirman que seguimos sujetos a las condiciones meteorológicas. En años muy secos y calurosos, se observa un gran aumento en las áreas quemadas, mientras que en años menos calurosos y más húmedos, como el actual, la superficie calcinada disminuye. No obstante, Resco advierte que una baja superficie quemada en un año no debe interpretarse como una buena noticia. La acumulación de biomasa en los bosques debido al abandono rural y el exceso de maleza y combustible puede preparar el terreno para futuros megaincendios.
El experto enfatiza que el área quemada no es el mejor indicador del problema de los incendios, ya que lo más preocupante es la "intensidad" que están alcanzando. Ejemplo de esto fue el incendio en Tortosa (Tarragona) en mayo pasado, que avanzó a una velocidad extrema de 5 km/h.
A pesar de los desafíos, hay motivos para el optimismo. Resco afirma que se sabe qué medidas tomar para controlar los incendios y recuperar el régimen tradicional, centrado en el desarrollo rural y la gestión del bosque. Solo se necesita voluntad política y educación ambiental para que la ciudadanía entienda la importancia de la actividad rural y la gestión forestal.
En conclusión, aunque la reducción de incendios forestales en 2024 es una noticia positiva, los expertos subrayan la necesidad de mantener la vigilancia y continuar con esfuerzos para gestionar los combustibles forestales y el desarrollo rural.