El verano concentra un 40% del turismo en Lleida, que gana desestacionalización
La demanda se dispara y sólo los pisos turísticos aumentan la oferta de alojamiento
La generación del baby boom (nacida en los años 60 y 70) fue probablemente la última a vivir los largos veranos de la infancia en un mismo lugar. Si se viajaba, podía estar a un resorte, una segunda residencia o un camping en la playa. Actualmente, las vacaciones familiares se concentran en tres o cuatro semanas de verano y se planifican al día y con una combinación de destinos variada.
En estas últimas décadas, la oferta turística en Lleida se ha multiplicado, tanto desde el punto de vista de los alojamientos como del ocio a lo largo de todo el año. Y en la actualidad, uno de los retos del sector, la desestacionalización de la llegada de turistas más allá del esquí en invierno y del rafting en verano, va camino de la consolidación.
El verano sigue siendo el periodo con más afluencia de visitantes y concentra el 40% de las llegadas y las pernoctaciones de turistas sumando los meses de julio a septiembre. Si se añade el mes de junio, la cifra se eleva a un 47% sobre el total.
El invierno, en cambio, copa un 24,62% de las pernoctaciones en el conjunto del año, según los datos facilitados por el patronato de Turismo de la Diputación referidos al pasado 2023. Siguiendo esta línea, seis meses de verano e invierno (julio a septiembre y enero a marzo) concentran el 65% del turismo, mientras que primavera y otoño se quedan con el 35% restante.
El peso del verano sobre el conjunto de la demanda en Lleida se explica tanto porque es el periodo vacacional prioritario como por la influencia del camping, que se ha disparado. En el 2023 había en Lleida 64 campings, sólo tres más que hace una década. En cambio, sus clientes crecieron de los 150.500 del 2014 en los 280.669 del 2023, un 87% más. Y más de la mitad, entre julio y septiembre.
El peso del camping en el conjunto de la demanda de turistas el año pasado superó el 21%. La variedad de la oferta, con la introducción de bungalows y glampings contribuye a hacerlos atractivos. También entre los turistas extranjeros.
Si se afina todavía más y se tienen en consideración los datos de turistas, sin los del sector camping, por temporada (verano de junio a septiembre e invierno, toda la campaña de esquí) el invierno ha ganado peso: del 36 al 39 por ciento de la demanda entre los años 2014 y 2023, mientras que el verano ha pasado del 43 al 40% en pernoctaciones para el mismo periodo.
En la misma tónica, el mes de agosto es el que registra más afluencia en todo el año y en todos los sectores: en el 2023 concentró a 100.148 viajeros en los hoteles, de los 739.812 del año; 67.980 de los 280.669 en los campings; 11.703 en turismo rural, de los 30.451 del año y 6.589 de los 43.373 en apartamentos turísticos. Lo siguen el mes de julio y el de febrero, coincidiendo con el esquí.
El peso de cada estación en el conjunto del año ha variado poco la última década, de manera que las que se consideran temporada baja, primavera y otoño, copan, respectivamente, un 18,44% (medio punto más que el 2014) y un 16,30% (igual) sobre el total. Son más de un tercio de los turistas los que viajan a Lleida fuera de las temporadas fuertes de afluencia.
Algunos, como Graciela Segoviano i Leonel Corona, que esta semana visitan el Alt Urgell, prefieren escaparse de las fechas más frecuentadas.
Otros, en cambio, se basan en el calendario para organizar las vacaciones, como en el caso de los fotógrafos de aves en peligro de extinción que utilizan los servicios de empresas locales como Montiline y viajan en periodo de nidificación o apareamiento.
Packs turísticos adaptados al destino también generan cada vez más clientes y en Lleida se calcula que hay más de una treintena de empresas que crean paquetes de oferta que pueden incluir transporte, alojamiento, restauración y aventura, cultura o naturaleza, principales atractivos de las comarcas del Pirineo y Ponent.
Oferta estable
Ante una demanda multiplicada (y que este verano podría romper récords de nuevo), la oferta de alojamiento se ha mantenido estable: actualmente hay 420 hoteles en Lleida delante de los 418 de hace diez años; 64 campings (61); 33 apartamentos turísticos (dos menos que en el 2023) y 695 establecimientos de turismo rural (82 más). En cambio, las viviendas de alquiler turístico han pasado de 374 el 2013 a 4.586 en la actualidad. De aquí las crecientes voces que exigen ponerles coto.