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Acción Climática protege 45 asentamientos apícolas del Pallars y la Ribagorça de ataques de oso

Utiliza vallas electrificadas de tres hilos para minimizar los daños

Un apicultor en un asentamiento apícola del Pallars Sobirà.Marta Lluvich / ACN

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Acción Climática protege un total de 45 asentamientos apícolas de ataques de oso pardo a las comarcas del Pallars Sobirà y la Alta Ribagorça. En el caso de las zonas de presencia permanente de oso son técnicos de la administración los que hacen la instalación del cerrado electrificado y su desmontaje. En zonas de presencia puntual facilitan el material a los apicultores para el montaje. La valla es de tres hilos para minimizar los daños y su mantenimiento va a cargo del apicultor. El año pasado se registraron dos ataques del mismo oso y este año se ha registrado uno por mal mantenimiento del cerrado. Este programa da respuesta tanto a los apicultores locales como los trashumantes.

Las vallas son electrificadas de tres hilos eléctricos, los cuales tienen que estar colocados a una distancia mínima de entre 1 y 2 metros de  las colmenas para evitar que el oso acceda poniendo la mano entre los hilos. El técnico de flora y fauna de la Generalitat, Nico Espinós, ha explicado que los hilos se colocan a diferentes alturas, con el fin de evitar que el depredador pase por encima, ni tampoco pueda acceder al recinto interior hurgando por debajo. Por norma general, los hilos se instalan a 20, 40 y 90 cm.

Espinoso ha dicho que la clave para la optimización de la eficacia de los métodos de prevención es efectuar un buen mantenimiento de la valla; asegurando que siempre esté electrificada, controlando y desbrozando la vegetación y supervisando el correcto funcionamiento de las baterías. Por eso se recomienda a los apicultores una supervisión de las vallas cada quince días y realizar un mínimo de 3 desbrozadas por temporada, ya que hay que eliminar la hierba de bajo los hilos electrificados, si no puede provocar la descarga de la batería.

Este es un programa que se está realizando desde hace veinte años y que cada año los apicultores que se acogen a él van en aumento. Espinoso ha explicado que se está trabajando con un programa de detección de imagen e inteligencia artificial a fin de que cuando un oso se acerque de manera habitual a las vallas de las colmenas se active un ruido o sistema para disuadir el animal.

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