Dos túneles a lo largo de un siglo que han cambiado la historia de la Val d'Aran
Los dos túneles de Vielha cambiaron para siempre la historia de Aran. El primero empezó a gestarse en julio de 1924, durante una visita al valle del rey Alfonso XIII. Los vecinos lo pidieron para evitar que la Val quedase incomunicada del resto de Catalunya en invierno, cuando la nieve hacía a menudo intransitable el puerto de la Bonaigua. Su petición fue escuchada, pero las obras se prolongaron más de dos décadas y se estrenó en 1948.
Este paso subterráneo fue decisivo para que el valle empezase a establecerse como destino turístico a partir de los años sesenta. Sin embargo, la creciente afluencia de visitantes y el aumento del tráfico pesado en la N-230 acabaron superando la capacidad del viejo túnel, que además quedó obsoleto en materia de seguridad. Un informe del RACC lo señaló en el año 2000 como el más inseguro de Europa.
La construcción del nuevo comenzó en 2002 y se inauguró al cabo de cinco años, en diciembre de 2007, diez meses después de un gran derrumbe en la boca norte del antiguo que se saldó sin víctimas.
Con la entrada en servicio del nuevo túnel, el viejo quedó como vía de paso para el transporte de materiales peligrosos (como por ejemplo combustibles) y para evacuación en caso de accidentes. Las dos galerías, de más de cinco kilómetros de longitud, transcurren paralelas entre sí y están interconectadas.