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Lleida y Balaguer encabezan las quejas por la revisión de las zonas inundables

Aseguran que la CHE amagó con reducirlas pero siguen siendo restrictivas

El Molí de l’Esquerrà de Balaguer lleva más de dos siglos a orillas del Segre, cuya corriente fue su fuerza motriz inicial.

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El ayuntamiento de Balaguer se ha sumado al de Lleida en su queja por la revisión de las zonas inundables que está llevando a cabo la CHE. El año pasado, aseguran los ayuntamientos, se dio a conocer un mapa de inundabilidad menos restrictivo que el que finalmente se ha publicado, y que actualmente está en periodo de exposición pública.

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha enviado en los últimos meses 367 oficios a todos los ayuntamientos de la cuenca afectados por la revisión de las zonas inundables próximas a ríos, que afecta directamente a la planificación urbanística de los municipios y que inicialmente debía suponer una rebaja de las superficies hipotecadas. María Luisa Moreno, jefa del área de Hidrología y Cauces de la CHE, explica que la revisión de los mapas de zonas inundables incorpora una década después del primer diseño los efectos de laminación que aportan las presas a lo largo de los ríos, de modo que las áreas afectadas por posibles riadas (en hasta seis escenarios distintos de peligrosidad) son menores. Pese a todo, Lleida y Balaguer han expresado ya su disconformidad con la propuesta de la Confederación. A la principal queja de la Paeria de Lleida (que aseguró que tras rebajar en febrero el peligro de inundación de un periodo de 100 años a uno de 500, lo que desbloqueaba la construcción del instituto de Cappont, en junio volvió a la clasificación anterior) se suma la de Balaguer, que ha trasladado a la CHE su preocupación por los nuevos mapas de inundabilidad.

La nueva zona que la CHE estima inundable (amarillo) en Balaguer junto a la inicial (gris).

El concejal de Urbanismo, Guifré Ricard, explicó que la Paeria de Balaguer encargó en 2021 estudios de inundabilidad del Segre y el Sió ante la afectación que suponían los mapas de 2013 de la Confederación. Sin embargo, tras consultar al organismo de cuenca, este avanzó que estos mapas estaban en revisión y el año pasado “los que publicaron inicialmente eran muy favorables a la ciudad”, al reducir el área de afectación. El consistorio aparcó sus propios estudios. No obstante, en los últimos meses “se ha regresado a la situación anterior y la zona de flujo preferente abarca mucha más trama urbana”, indica Ricart. Esta situación condiciona proyectos que se habían desencallado como el albergue del Molí de l’Esquerrà o incluso “actividades y nuevas inversiones de empresas” que confiaban en la ‘renovada’ situación. La CHE incidió en este punto en que los mapas están en exposición durante tres meses y que se estudiarán todas las alegaciones.

Dos nuevos tramos de inundabilidad

La revisión de los mapas de la CHE ha permitido incorporar en la clasificación de inundabilidad 700 kilómetros (hasta los 4.000) de superficie en 36 tramos, que en Lleida son los del Llobregós en Castellfollit y el Noguera Ribagorçana entre el pantano de Santa Ana y Albesa. Estos se suman a los que ya había: 81 kilómetros de Llobregós entre Sanaüja y Ponts, donde desemboca en el Segre, los 93 de este río entre Balaguer a Mequinensa y los 11 del Ribagorçana desde Albesa hasta la confluencia en el Segre.

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